Esta es una de las fundaciones a la cuál se destinó el dinero de la boda real de Meghan y Harry

Vie, 06/08/2018 - 12:57
Compresas, charla y una boda real para ayudar a miles de mujeres en la India
Por Noemí Jabois

Desde que le vino la menstruación Sunita sufría picores y sarpullidos por los paños que utilizaba, hoy trabaja para la Fundación Myna Mahila fabricando compresas, vendiéndolas a bajo coste en su barrio de chabolas y ayudando a concienciar a 320 millones de indias sin acceso a estos productos.

Myna Mahila se dedica a promover la higiene menstrual en áreas poco desarrolladas de la ciudad occidental india de Bombay, una labor tan importante que fue una de las causas benéficas a las que el príncipe Enrique y la estadounidense Meghan Markle donaron el dinero de su reciente boda.

"Fundamos la organización en 2015 para empoderar a las mujeres y que hablen sobre los asuntos que más les asusta debatir en alto (...) identificamos que en la India, especialmente en barrios de chabolas y zonas rurales, 320 millones de chicas no utilizan compresas", explicó a Efe la fundadora de Myna Mahila, Suhani Jalota.

"Estamos tratando de concienciar sobre la higiene menstrual y su gestión en las comunidades locales de los barrios de chabolas a través de mujeres de esas comunidades, proporcionándoles un empleo, yendo puerta a puerta hablando sobre estos asuntos, educando a las mujeres y dándoles los productos adecuados", detalló.

No se trata sólo de fomentar el uso de la compresa sino de enseñar a utilizarla, qué hacer con ella después y sus beneficios.

Al fin y al cabo la higiene menstrual está "directamente" relacionada con la salud, y problemas como las infecciones urinarias o la vaginosis bacteriana, recordó Jalota.

Además de educación sobre estos asuntos, Myna Mahila ofrece compresas a unas 30 rupias (menos de medio dólar) aunque pueden llegar a venderlas a mitad de precio dependiendo de la situación económica de cada mujer, dijo a Efe Deborah Das, una de las trabajadoras de la organización.

En el pequeño espacio de una habitación siete mujeres con gorro y mascarilla se afanan en mezclar celulosa UPM con hojas de gel para crear una esponja que luego será pesada, dada forma, prensada, envuelta y sellada con un adhesivo y, finalmente, esterilizada durante 20 minutos.

Concienzudamente, una trabajadora coloca en la estantería vistosos paquetes rosas y naranjas -de uso regular o de maternidad- de entre ocho y diez compresas cada uno.

La higiene es una prioridad para Myna Mahila y las normas son estrictas: nada de comida dentro de la fábrica, siempre llevar mascarilla y lavarse las manos con desinfectante antes de entrar, dice una larga lista de reglas a la entrada.

Estas mujeres de bata rosa tienen la capacidad de producir entre 1.000 y 1.200 compresas al día, asevera Das.

Cuando no están en la fábrica, las siete van puerta por puerta vendiendo el producto y concienciando a la gente sobre la importancia de su uso, uniéndose a un ejército de medio centenar de vendedoras.

Venden en sus propios barrios de chabolas, pero aún así la labor no es fácil.

A veces las confunden con basureras o mendigas y otras les ponen como excusa que no tienen cambio para comprar, se quejó a Efe Sunita, mientras sus niños corretean por el pasillo de la fundación.

La joven madre, que llegó a la organización hace más de dos años a través de una extrabajadora, se deshace en halagos para un empleo con el que ha aprendido "mucho" y se ha dado cuenta de lo difícil que es hacer una compresa comparado con lo fácil que es usarla y tirarla.

Das subraya que "es muy difícil para ellas" y "cada día se enfrentan un montón de dificultades en las zonas", pero hay algo que parece haber cambiado.

Das fue una de las invitadas a la boda del príncipe Enrique. Relata divertida y sonrojada cómo para la ocasión se puso un sari, la prenda tradicional india, y que vivió una experiencia "fantástica" que ayudará a poner el foco sobre la labor de Myna Mahila.

 

"Antes no conocían Myna, pero ahora nos hemos hecho un poco famosas en el área por la boda real y ya no tienen tanto miedo de utilizar las compresas", concluyó. 

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