Daniel Espinosa

Nacer en un país cuna de la plata de América Latina ha sido un privilegio, conocer desde niño las técnicas de manufactura de la joyería en un fabuloso pueblo platero llamado Taxco, donde el arte es inherente a cada uno de sus habitantes y, por supuesto, no fui ajeno a ello, mientras que veía la forma en que mi madre y abuela usaban esa joyería fantástica, aprendía naturalmente  (a veces sin quererlo) ese fabuloso arte de crear joyas con técnicas ancestrales. Terminando la universidad, decido estudiar Diseño de Joyería en Los Ángeles, en el Gemological Institute of America (GIA). 

Las joyas han significado a lo largo de la humanidad un lazo entre el mundo terrenal y lo divino: en alguna época han sido amuletos para protegerse de los dioses,  o bien amuletos para ganar guerras y batallas, ha sido también un medio para marcar una clara diferencia entre nobles y plebeyos, pero sobre todo han sido acompañantes del ser humano en los momentos más importantes de la vida de cada uno: el nacimiento de un hijo, celebrar un aniversario o cumpleaños, entre otros. Las joyas son una extensión que el hombre ha creado para expresar sus sentimientos. 

 Esta colección está inspirada en la naturaleza y particularmente en los bosques,  con el fin de llevar la naturaleza a las joyas, con piezas que contrasta el “look” orgánico versus la geometría perfecta creamos un binomio visual repleto de dorados y platas, acentuados con gemas multicolores de diversos lugares del planeta. 

Es un trabajo constante, que una vez que inicias no concluye, lo más importante es recordar que si bien la manufactura manual y extremadamente cuidada se mantiene, la capacidad de reinventar el estilo en cada colección debe siempre sorprender a nuestros clientes.