Chanel prueba el sabor cubano

Jue, 05/05/2016 - 20:21
Este fin de semana las redes sociales bombardearon con fotos de celebridades en Cuba, la razón: Chanel

Cuba está haciendo historia y en este caso en la industria de la moda, desfilando por primera vez en Cuba (en La Habana) y no solo eso, también se estrena en Latinoamérica. Se trata de la colección Crucero 2017. Si echamos el casette para atrás, la isla está viviendo su liberalización y apertura que está viviendo Cuba en los últimos meses. De hecho, se suma a varios acontecimientos históricos, como ha sido la visita del presidente Barack Obama el 20 de marzo (primer viaje a tierras cubanas de un Presidente de Estados Unidos en 88 años); el primer concierto gratuito de los Rolling Stones en la isla (29 de marzo) o la apertura de la primera línea regular de cruceros desde EEUU (2 de mayo) tras casi medio siglo sin que atracara un buque turístico en este país.

 

El 28 se inauguró la exposición 'Obra en proceso'. En ella, se pueden ver diferentes instantáneas tomadas por Karl Lagerfeld. Esta exibición estará hasta el próximo 12 de mayo.

 

Inspiración cubana

La isla trajo consigo una colección con 86 estilismos, donde los colores los colores vibrantes de las fachadas barrocas del centro histórico de la ciudad: amarillo, rosa, naranja, turquesa, verde brillante, predominaron. Los maravillosos vestidos cortos sobre bordados con lentejuelas, los vestidos-túnica en tweed sobre bordado de naranja coral, fueron algunas de las piezas que sobresalieron. La misma energía cromática en los vestidos bustier con lentejuelas, mangas abombadas, flecos y plumas. Los tonos tabaco y habano recuerdan la pintura de Wifredo Lam, el Picasso cubano. Los negros y blancos, son sombreados,  nubosos y ahumados.

 

El hilo conductor de la colección es la magistral reinterpretación de la guayabera, la camisa tradicional cubana con bolsillos, lengüetas de hombro y pliegues planos. Karl Laguerfeld la ha nombrado con gracejo el “esmoquin cubano”. Para el día, una blusa vaporosa, acompaña un pantalón chino enrollado; en la noche la guayabera revela su potencial de sensualidad transformándose en blusa de organza negra transparente exhibida sobre una falda “sfumato” acampanada y muy ajustada a la cintura en negro y verde pistacho.

 

 

 

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