DILE NO AL ‘MOM SHAMING’

Mar, 04/18/2017 - 15:16

La semana pasada, compartí con una paciente que dio  a luz recientemente. Conversamos sobre su experiencia en el último mes e identificamos las dificultades que se encontró en esta nueva aventura, la  de ser mamá. Siendo mamá no dejo de poder compartir lo que he estudiado desde mi profesión, pero también lo que  había experimentado en cuerpo y psique desde mi propia maternidad.

Sinceramente, las presiones sociales que se viven son mucho más fuertes de lo que pensamos y las creencias (racionales e irracionales) sobre lo que debemos ejercer como madres tienen un enorme impacto en la vida de una mujer. Es como si cuando nos convertimos en madre, debemos estar preparadas al 200%. 

El concepto “mom-shaming” ha sido usado para definir el resultado de comentarios mordaces que promueven esa culpa que se les adjudica a las mujeres  (la mayoría de los casos por otras mujeres) y que siguen estos parámetros imaginarios que la sociedad ha impuesto sobre lo que debe o no hacer una madre.

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 Lo que estas personas no saben es el daño que pueden estar haciéndole a esa mujer, volviéndola más insegura, ansiosa, triste, dudosa de su capacidad, teniendo un efecto directo y negativo hacia su bebé. Aunque son muchos más, mencionaré los 5 “mom-shaming” más utilizados y dañinos que he escuchado y algunos sobrevivido personalmente.

1. Lactancia: ¿Hasta cuándo con la guerra del pecho vs. fórmula? “Ella ni siquiera intentó”, “no quiere a su hijo suficiente”, “ese niño crecerá sin apego” o “es esclava de su pecho”. La lactancia es una decisión muy personal. Hoy en día se conocen a diestra y siniestra los beneficios de la leche materna, pero déjenme recordarles que en los 70, la leche en fórmula era la prodigiosa. Mientras el bebé esté comiendo bien, desarrollándose sin alergias ni reflujos o vómitos; vas bien, ¡sigue así! Son miles las variables por las cuales una madre puede o no llegar a dar pecho. 

2. Práctica-no práctica. “Jamás vas a poder sin práctica”, “ella es masoquista”, “tiene hijos para que los críe otra persona”, “no va a saber quién es su mamá”. Quienes tienen la oportunidad de tener una ayuda, felicidades. Quienes no la pueden tener, ¡ánimo! A quienes deciden intentarlo solas pregúnteles si necesitan ayuda. No se queden apostando a ver si lo logra o no. Cada quien tiene sus fortalezas y debilidades. De igual manera, criar un ser humano es un trabajo de mamá, papá, abuelos, tíos, padrinos, amistades, etc. Todo aporte desde la ayuda y no la crítica es sumamente positivo. 

 3. Cuerpo posparto. Y después se preguntan por qué la prevalencia de los desórdenes alimenticios en las mujeres. “Oye, no quedaste mal”, “¿cuántas libras te quedan por perder?”, “te ves bastante bien, hay otras que ni….” “¿hace cuánto diste a luz?”. El cuerpo de una mujer puede o no cambiar muchísimo después de un embarazo. Depende de la genética, dieta, estado de ánimo, cambios hormonales y situaciones extracurriculares. No debería ser un tema posparto. Yo todavía uso mis “jeans” de maternidad porque son los más cómodo que hay. 

4. Trabaja vs. quedarse en casa. Tanta historia, tanta lucha y tantos derechos para que ahora estemos juzgando a la madre que se queda en casa y la que vuelve a trabajar antes o después de su licencia. Nuevamente, no sabemos en qué situación está esta familia. Hoy día ambos padres deben trabajar para cubrir la canasta básica, otros pueden tener la opción de tener uno de los dos. Hoy día, el padre puede ser quien se queda en casa. Al final, no es una decisión fácil porque involucra ganancias y pérdidas en ambos lados. En lo personal, disfruto mucho mi maternidad, pero también disfruto mi trabajo y es un balance muy difícil de lograr que todavía estoy ajustando.  

5. Que tu bebé duerma contigo o que no duerman contigo. Sólo voy a enfocar en que existen beneficios de hacer o no colecho. La decisión debe recaer en los padres y deben evaluar si esto mejorará o afectará su descanso al igual. Los bebés son dependiente por varios años, y todos tiene un patrón de sueño diferente. Es mejor informarse, intentar y buscar ayuda si cualquier de las dos decisiones es más complicada de lo que pensaron.

Y después vendría el “¿Ya duerme toda la noche?”, orgánico vs. procesado, ¿Jardín o quedarse en casa?, ¿Tecnología vs. experiencial?. Y esto solo aplica para lo primeros años. Después empezamos la escuela y eso es para otro libro. Estamos de acuerdo que son muchas más que estás, así que si queremos mejorar el futuro de nuestros niños y contribuir a su bienestar, empecemos por cuidar a sus madres y dejar de juzgarlas con cada movimiento. A muchos se les olvida que ellas solitas constantemente se ponen bajo la lupa examinando cada aspecto de ellas y juzgando si lo que hacen esta bien o no. Y eso, tampoco las hace ser malas madres; todo lo contrario. Pero una madre respetada, querida y cuidada es un hijo querido, cuidado y sano.  #dilenoalmomshaming

 
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