La pesadilla de los uniformes escolares

Mar, 04/04/2017 - 14:30

Ya se han terminado las vacaciones y empiezan nuevamente las corridas y ajetreos del regreso escolar.  Entre las miles de tareas que se avecinan, una de las más insufribles  es la preparación de los uniformes escolares. Sí, con el regreso al colegio vuelven las idas y venidas con esos uniformes escolares que,  siempre me pregunto quién se encarga de diseñarlos porque pasan de feos a horribles, en un simple suspiro. Solo una vez me crucé con un uniforme que cumplía con las expectativas. 

Hace un año, el colegio al que asisten mis hijos decidió cambiar su uniforme, ¿por qué? Quién sabe,  las expectativas que todos teníamos es que el cambio fuera para mejor, y para sorpresa de muchos,  y sobre todo la mía, el cambio no tenía ningún sentido ni lógica. Entre las muchas cosas que eran incomprensibles, la primera era que la falda había pasado a ser de un poliéster fresco, a  poliéster nuevamente, pero esta vez simulando lana. ¿Será que pretendían copiar el uniforme de algún colegio inglés sin entender que en Panamá hace 40 grados de calor todos los días? A este  cambio, en el que las chicas morían de calor, se le sumaba el hecho de que este nuevo material picaba como si se tratara de una lija... Por suerte y gracias a las numerosas quejas cambiaron a un material un poco más fresco. 

Yo no entiendo con qué base  se toman estas decisiones, quién define, elige o diseña los uniformes, pero les voy a contar algo que es  importante a la hora de diseñar. Diseñar no consiste solo en hacer cosas lindas o agradables, en este caso no eran ni lindos ni agradables. Los diseñadores debemos tener muchas cosas en cuenta a la hora de diseñar. Lo primero que debe hacer es  un cuestionario: ¿quién va a usar esas prendas?, ¿en qué situación se van a usar?, ¿qué características necesitamos que cumpla nuestro diseño?, etc.  Son varias las preguntas que debemos contestar para llegar a la conclusión. 

Por ejemplo, tratándose de un uniforme escolar necesitamos en primer lugar conseguir formas cómodas para un chico que va a estar jugando y moviéndose todo el día, fácil de poner y sacar, ajustable para seguir el crecimiento continuo en ciertas edades. La tela debe ser de fácil planchado, repelente a las manchas, fresca y que permita la transpiración, resistente al roce, agradable a la piel y cómoda. Con las especificaciones técnicas empezamos  a buscar los tejidos que vamos a usar,  seguido a diseñar las prendas para lograr un uniforme que identifique la institución. De esta manera podemos lograr uniformes que cumplan con las características para una función específica.

Otra cosa muy importante es trabajar con los volúmenes y tallajes correctos para los niños en sus diferentes edades. Los volúmenes de patrones para niños son completamente diferentes a los de los adultos, pero creo que  los lugares donde hacen uniformes piensan que pasar de una talla a otra solo consiste en agregar 2 cm a la basta  de un pantalón manteniendo la misma cintura, la cual esperan que se ajuste con un elástico y esto termina haciendo prendas que no se ajustan. 

 Y por si la tarea de asumir la mala confección, pésima elección de tejidos y pobreza de diseño de los uniformes fueran poco, a todo esto se suma la ardua tarea de lidiar con el correcto uso del uniforme en cuestión. Esto debería ser algo que la misma institución debería exigir. No solo es necesario llevar el uniforme correcto, sino llevarlo de la manera correcta, ya que una vez  los chicos salen de la casa es muy difícil controlarlos, y ¿cuántas veces no han visto a sus hijas ir ajustándose la falda en la cintura para hacerla más corta, pasa de ser una falda escolar a una minifalda de Barbie? ¿Cuántas veces no han visto a los chicos pasar de usar los pantalones de pinzas escolares a convertirlos en pitillos elásticos? ¿O pasar de usar los zapatos  a usar zapatillas  alegando que son del mismo color? Parecería que lo único que importa es respetar el color y no las formas, y creo que la educación en el vestir, en la apariencia, el cuidado personal y la forma en que nos presentamos es algo fundamental que deberíamos de inculcar desde pequeños, y por eso el respeto al uso correcto del uniforme debería ser una materia obligada a nivel escolar. 

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