México no es lo que piensas

Jue, 09/14/2017 - 16:28
Esta fue la experiencia de nuestro chef favorito por el país norteamericano, ¡mira!
Desde los 17 años he armado una lista de lugares que quiero visitar en el mundo. Cuando decidí estudiar cocina, traté de buscar una profesión que me permitiera descubrir la parte más hermosa del mundo, sus diferentes culturas, distintas formas de vida, pero por sobre todo, distintos sabores. Traté de cumplir esa lista en mi época universitaria viajando a Francia, Italia, Inglaterra, Irlanda, Alaska, Canadá, incluso llegué a vivir en África. Mi madre sufría porque raras veces la llamaba para comentarle en qué parte del mundo me encontraba. 
 
La vida me ha dado buenos caminos para recorrer, sin embargo, por varios motivos desde hacía tres años que no salía de Panamá. El cumpleaños número 60 de mi madre me dio una buena excusa para retomar esa lista y tomarme vacaciones. Decidí mostrarle a mi madre algo de mi época universitaria de nómada y descubrir con ella lo hermoso que es este mundo. En fin, devolverle un poco todo lo que ella me dio. En mi cabeza ya iba elaborando una serie de clichés que no me permitían dormir: tacos, delincuencia, narcos, policías, mariachis, Frida, sobrepoblación, tranque, polución, picante, tequila y más tequila.
 
Tenía un poco de recelo, quizás por el hecho de viajar con mi madre o quizás porque los años no vienen solos y uno va madurando. El hecho es que estaba preocupado porque nada malo pasara, quién hubiera dicho que mi viaje a México sería totalmente lo contrario a lo que uno piensa, que todos los prejuicios con los que fui, desaparecerían! Este país es conocido por su comida, por los mariachis y los tequilas. Sin embargo, nadie nunca nos dice que México es la capital del buen servicio. No de un servicio de etiqueta, sino de uno de persona a persona. México está poblado de gente sumamente agradable, orgullosa de llevar su bandera, su historia y mostrarnos lo lindo que es su país.
 
 
Desde el primer momento en que desembarcamos pudimos experimentar esta sensación tan grata del buen servicio. Las personas hacen lo imposible por ayudarte, te dan la bendición en la calle y te desean lo mejor, siempre. Tony, mi guía turístico, me explicó de una manera jocosa por qué se comportaban así los mexicanos. Cuenta la leyenda que Quetzalcoalt era un rey maya rubio, de origen vikingo, que llega a México por equivocación y se establece allí para labrar sus metales. No les agradó mucho a los indígenas y fue engañado por unos sacerdotes en una celebración. Lo emborrachan, le hacen cometer actos bochornosos y como le dio tanta vergüenza, decide irse, con la promesa de que algún día regresaría. Cuando Hernán Cortez llega a las costas mexicanas, lo confunden con Quetzalcoatl y es recibido con oro, mujeres, sacrificios y con el mejor servicio que se le podría dar. ¡Incluso a los conquistadores que fueron a esclavizarlos y a robarles el oro le dieron un buen servicio! Me comenta Tony entre risas y mezcales. Una buena anécdota para entender cómo nace el buen servicio en México.
 
Decidimos emprender el viaje a las Pirámides de Teotihuacán, en la Ciudad de México, y es algo de lo que no nos arrepentiremos jamás. Muchos de mis clichés se fueron yendo a medida que pasaban los días. ¿Tequila o mezcal? El mexicano prefiere el mezcal. ¿Frida Khalo o Diego Rivera? Los europeos prefieren a Frida por considerarla un mártir de su vida extravagante y sufrida. Los mexicanos, a Diego por su gran capacidad artística y su enorme sensibilidad para captar al pueblo mexicano en sus murales. 
 
¿Tráfico infernal? Pues sí, pero les recomiendo ir en las primeras semanas de agosto que los niños están de vacaciones en la escuela y el tráfico es más aceptable. ¿Delincuencia? ¿Pues en dónde no? Como diríamos en buen panameño, juega vivo pela’o. No te metas en lugares que no debes. Utiliza los “tours” que ofrecen en los hoteles y viaja en Uber, es seguro y económico.
 
En fin, los mexicanos me dieron una gran lección: sentirse orgullosos de su historia y de su país los hace levantarse día a día para trabajar con la mejor energía y actitud posible. Sin importar la dura economía y realidad que los rodea. Ellos solo quieren contribuir con su grano de arena a hacer de México un gran lugar, para ellos y para sus visitas. Gracias, México, por esta gran lección, sin dudas regresaría muchas veces!
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