Convivencia en las redes sociales

Mar, 12/15/2015 - 21:27
El internet, un espacio virtual que crece continuamente, en el que los padres e hijos se ven obligados a compartir.

En múltiples ocasiones hemos hablado sobre las medidas de seguridad que se deben aplicar al usar las redes sociales, ya sea en nuestras cuentas o las de nuestros hijos. En la actualidad, la internet se ha convertido en un portal de fácil acceso a la vida íntima, sin uno darse cuenta le entrega al extraño las llaves de su vida. Pero en esta ocasión nos queremos enfocar en otro tipo de privacidad, la que existe en las redes entre padres e hijos.

Ana tiene 16 años y su madre le ha hablado sobre todos los cuidados que debe tener al usar las redes sociales, incluso ella sabe cómo aplicar filtros de privacidad. “Mi mamá es mi amiga en Facebook, pero ella no puede ver las fotos que yo subo ni puede ver las publicaciones en que me taggean”, agregó. ¿Está mal esto que hace Ana con su mamá? Según la psicóloga clínica Geraldine Emiliani, no “porque es la conducta propia de la edad y han encontrado el sitio ideal para manifestarse sin que nadie les llame la atención o los reprima”.

Las opiniones de adolescentes sugieren que algunos buscan rincones de las redes sociales en los que puedan comunicarse con sus amigos y compañeros fuera de la mirada vigilante, o hasta humillante, de sus padres, mientras que los padres están luchando con la forma de monitorear la actividad en línea de sus hijos y mantenerlos fuera de problemas, pero sin ser agobiantes o inoportunos. Ambos sectores están buscando maneras de coexistir pacíficamente en las pocas redes sociales a las que se unen.

 
Reputación virtual

Hoy día los adolescentes crecen viendo cómo las redes sociales son parte de su día a día, este espacio se convierte en un diario personal en el que han crecido poniendo su vida en línea y se sienten cómodos compartiendo fotos y videos. Incluso, en algunos casos, lo que nunca les comentan a sus padres es publicado en sus perfiles.

Según un estudio realizado por la organización Pew Internet and American Life Project, solo el 9% de los adolescentes reportó estar “muy preocupado” por el acceso de terceras personas a sus datos. Sin embargo, las encuestas demuestran que solo el 14% de los adolescentes que usan Facebook tienen sus cuentas abiertas, frente al 64% de los usuarios jóvenes de Twitter. La mayoría de los adolescentes ejercen un estricto control sobre quién puede ver su información, pero más debido a que son muy conscientes de cómo cada dato publicado, junto al número de “Me gusta” que pueden obtener, moldea la forma en que son percibidos por sus compañeros.

Si los adolescentes realmente no quieren que nada pueda ser visto por sus padres, usarán herramientas de mensajería privada como Kik, WhatsApp o Snapchat, que pueden ser utilizados para enviar mensajes a grupos de amigos. Snapchat es una aplicación móvil creada en 2011 que permite a los usuarios compartir fotos o videos que desaparecen al cabo de diez segundos. Por esa razón, esta aplicación se ganó una reputación para la promoción del intercambio de imágenes subidas de tono

 

Fenómeno del ‘oversharing’

Los adultos también pueden llegar a ser imprudentes en las redes sociales y de aquí nace el “oversharing” o sobrepublicar. Este término anglosajón define la obsesión por compartir en la web absolutamente todo lo que uno hace, especialmente fotos y videos. El “boom” de este fenómeno salió a relucir desde 2010, cuando las madres primerizas empezaban a publicar en Twitter lo que hacían sus hijos. Desde las contracciones, el nacimiento, travesuras, comidas hasta el primer diente.

Según el libro “Socialnomics”, de Erik Qualman, el 92% de los niños en Estados Unidos tiene una huella digital, lo que quiere decir que cuentan con alguna forma de contenido en internet. Las publicaciones, conforme a expertos del tema, corresponden al afán de los padres por mostrar al mundo toda clase de información y actividad relacionada con sus hijos. Y si bien las familias siempre han estado interesadas en preservar momentos en archivos fotográficos (antiguamente con los álbumes), la preocupación ahora es que lo hacen públicamente.

 

Paz en la red

La psicóloga Emiliani agregó que “los padres como formadores principales del desarrollo de la personalidad o conducta de sus hijos, siempre tienen que estar vigilantes. Si no están de acuerdo con algún comportamiento fuera de lugar, la comunicación es una buena herramienta para aconductarlos”. Y de acuerdo al portal Educar de Argentina, la relación en la web sí puede coexistir entre padres e hijos, siempre y cuando existan ciertas normas y acuerdos. Estas pautas no constituyen un repertorio fijo, sino que es recomendable que se vayan adaptando al ritmo de los avances tecnológicos. Otra cosa importante: cada familia debe conversarlo, adaptarlo, negociarlo y consensuarlo entre sí y para sí (cada familia es un universo, con sus propios requerimientos y pensamientos).
Aquí algunos consejos para los padres:

  • Nunca digan algo que no harían en persona.
  • Cuidar los datos personales.
  • Evitar compartir situaciones o eventos, por ejemplo si la familia va a estar de vacaciones o paseo.
  • Pensar antes de publicar.
  • Cuando subas fotos, piensa en el alcance que pueda tener.
  • Configura la privacidad del perfil en redes sociales.

Al final se trata de cuidar nuestro yo digital, es decir, lo que somos, decimos y hacemos en internet, para que ello no afecte nuestra reputación, lo que los demás creen o dicen que somos. De esta manera hay que hacerles entender a los menores que lo que hacen en la web no debería repercutir en sus vidas.

 

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