¿Por qué nos llevamos bien o mal con otras personas?

Dom, 05/09/2021 - 12:00
La base para unas buenas relaciones interpersonales, ya sean sociales o íntimas, “reside en que han de ser fundamentalmente igualitarias, respetuosas, positivas, sólidas, honestas, recíprocas y comprometidas”.

¿Por qué nos llevamos bien o mal con otras personas? En el complejo mundo de las relaciones interpersonales influyen muchos factores: talante, química, educación, equilibrio emocional, tiempo, economía, tecnología.

 

El caso es que la calidad de las relaciones sociales, personales e íntimas, que mantenemos con las personas con las que tratamos y convivimos, determina notablemente nuestro bienestar y satisfacción, o malestar y sufrimiento.

 

María Inés Monjas Casares, psicóloga y profesora de la  Universidad de Valladolid,  explica que la base para unas buenas relaciones interpersonales, ya sean sociales o íntimas, “reside en que han de ser fundamentalmente igualitarias, respetuosas, positivas, sólidas, honestas, recíprocas y comprometidas”.

 

Esa es la teoría, pero en la práctica hay obstáculos y amenazas y no todo es un camino de rosas. "Apunta además al hecho de que la tecnología ha afectado no sólo en cantidad, sino también en calidad,  al modo en el que  iniciamos, formamos, mantenemos y terminamos las relaciones”, explica.

 

Por otro lado, “es palpable el cambio de valores en una sociedad centrada en lo económico, lo individual, lo externo, las apariencias, la visibilidad o los bienes materiales”.

 

“En este contexto se habla de sociedad egocéntrica y generación “mimi” (mi felicidad, mi bienestar, mis intereses)”, dijo la especialista.

 

También, indica, llama la atención el incremento de patologías como el insomnio, trastornos digestivos, ansiedad, depresión, estrés, alto consumo de psicofármacos y el aumento de distintos problemas de violencia interpersonal.

 

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A ello hay que añadir que la crisis económica “repercute en las complicadas circunstancias para el acceso y el desempeño laboral asociado a incertidumbre, temporalidad, precariedad estrés, presión…”

 

Cita la psicóloga al filósofo y sociólogo Zygmunt Bauman cuando habla  de modernidad líquida y amor líquido y que se caracterizan por la falta de consistencia y calidez y por la tendencia a ser cada vez más superficiales, fugaces y con menos obligaciones y responsabilidades.

 

Esto conlleva que más que relaciones se establezcan conexiones.

 

Autora de “El complejo mundo de las relaciones interpersonales” (Pirámide) , donde se pueden leer todas estas reflexiones, María Inés Monjas refiere que todas las personas a lo largo de su vida  experimentan alguna vez soledad, timidez, rechazo, enemistades. 

 

 

El complejo mundo de las relaciones: dos teorías

En relación al por qué se  mantienen o se terminan las relaciones, María Inés Monjas apunta dos teorías:

 

La primera se atiene al modelo coste-beneficio. Se inician y mantienen relaciones porque se obtienen ganancias y recompensas, como pueden ser compañía, apoyo emocional, bienes materiales, protección o sexo. “Y aunque también implican dedicación de tiempo, esfuerzo personal y hasta costes económicos, solo permanecen aquellas en las que las recompensas superan a los costes”.

 

Y esto es así, argumenta, porque “satisfacen las necesidades hedónicas, se optimiza el placer y se minimiza el dolor”.

 

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La segunda, la teoría de la equidad y la reciprocidad, sostiene que en toda relación siempre se hace una comparación de las contribuciones, costes y recompensas de los participantes, esperando que el balance sea igualitario y ecuánime.

 

“Cuando hay desequilibrio, la persona que recibe menos no se siente bien tratada y la que aporta menos al vínculo puede sentirse culpable”.

 

 

Cómo revertir la situación

Entre los motivos para llevarse bien, señala la autora, están los aspectos relacionados con la atracción, la buena comunicación, las características de la amistad y unas interacciones cordiales.

Para revertir esta situación, la psicóloga habla del desarrollo de siete competencias:

1.- Sociabilidad

2.- Comunicación

3.- Asertividad

4.- Inteligencia emocional

5.- Empatía

6.- Afrontamiento

Además de autoconocimiento, proactividad, y valores. Una relación, explica, es algo vivo, con altos y bajos, y cuanto más afecto hay más compleja resulta. Así resultan más complejas las relaciones familiares y las de pareja.

 

Las relaciones laborales también son complicadas, “porque son obligatorias, y no queda más remedio que convivir con el compañero o el jefe que te supone incómodo, desagradable, o incluso odioso”.

 

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