Conoce a Luciana Cacciaguerra Reni, una condesa rebelde

Mar, 04/09/2019 - 11:41
Nacida en Venezuela, pero descendiente de un linaje de nobles italianos, la historia familiar de Cacciaguerra es fascinante: tiene el título de condesa y entre sus antepasados están el poeta Dante Alighieri y el pintor Guido Reni. Ella tomó la decisión consciente de alejarse de los clásicos para encontrar su propia voz y estilo tras estudiar en la Academia de Bellas Artes.

Cuando miras a Luciana Cacciaguerra Reni es insospechable que sea "rebelde", como ella misma se define. Sus cabellos de oro, ojos azules y sus sutiles movimientos, bien se podrían confundir con los rasgos de las delicadas princesas de los cuentos. Y no es de extrañar, pues la pintora posee una historia familiar fascinante: tiene el título de condesa y entre sus antepasados están el poeta Dante Alighieri y el pintor Guido Reni. Pero ella tomó la decisión consciente de alejarse de los clásicos para encontrar su propia voz y estilo tras estudiar en la Academia de Bellas Artes, mostrando su insumisión.

Su obra de estilo “naïve académico” como ella misma lo describe, fusiona dos mundos completamente diferentes, la flora y la fauna, que tienen esquemas de vida diversos y, sin embargo, pueden convivir prácticamente en simbiosis sin dificultad alguna, en armonía y amor, tanto que un pez puede llegar a ser la hoja de una planta, el pétalo de una flor o la pluma de un ave.

La artista mira la vida a través del color. “Amo los colores, mi vida funciona a través de ellos, por lo que no puedo sino trabajar en base a estos porque comunican la alegría, el entusiasmo y la solidaridad con las que me identifico plenamente”, comenta la artista al preguntarle sobre el motivo por el cual siempre lleva las uñas en tonos azules, rosas, verdes, amarillos, y cualquiera que exista en la paleta de colores. De hecho, confiesa, sueña con que se descubra una infinidad de tonos para crear sin límites.

90 obras integran la colección actual de la pintora. Su obra ha sido expuesta en Italia, Bologna, Milán, en Madrid, Valencia y Las Palmas de Gran Canaria, en España. Y sus pinturas  se encuentran en colecciones privadas en Venezuela, Italia, España, Panamá y Alemania.

En el Istmo ha realizado murales privados, pero su visión es hacer algunos externos. "Yo pinto la naturaleza de una manera diferente, tal vez porque fundo la flora y la fauna... Es una naturaleza muy alegre, muy colorida, porque es la naturaleza tropical. Pienso que estaría perfecto también para murales externos en algún parque", subraya.

Cacciaguerra recientemente estuvo en el país con el propósito de entregar al embajador Dirk Janssen la obra realizada en honor a la bellezas naturales de Holanda. El cuadro titulado "Tulipanes" fue inspirado por la belleza de esta flor emblemática de Holanda. “El azul del agua que es parte intrínseca de esta tierra, los tulipanes un símbolo que representan armonía y los peces que son vida y abundancia,  son características de ese hermoso y admirado país…”, mencionó Cacciaguerra en el acto.

La fémina, quien prefiere ser vista desde su arte y humanidad, conversó con revista Mujer sobre ella y su obra, y a regañadientes sobre su sangre noble y artística.

Tienes una historia familiar interesante. Cuéntame un poco al respecto.

La vena artística es por parte de la familia materna, pues tenemos antepasados que son descendientes de Guido Reni y Dante Alighieri. Por parte de mi papá son los condes, eso viene desde el Medioevo que fuimos a las Cruzadas, regresamos sanos y salvo, entonces el rey le dio unas tierras a los Cacciaguerra; es una familia bien peculiar, porque sus miembros han tenido siempre un carácter muy decidido, muy fuerte, muy marcado, y han pasado por los siglos en diferentes situaciones muy especiales, tanto a nivel politico como literario.
 
Estar en la aristocracia europea y también vivir la decadencia venezolana, ¿ha marcado de alguna forma tu arte?
Diría que no, soy un poco rebelde a todo, alérgica a las formalidades, a tantas cosas. Mi arte es mi yo, mi reflejo, mi esencia, mi vida... y para mí la vida tiene que ser transparente, simple, alegre llena de entusiasmos y de energía positiva. Creo mucho en la parte espiritual, entonces la he cultivado y la sigo cultivando muchísmo; entonces no vivo bajo la concepción de la aristrocracia y de todas estas cosas que son muy superficiales, a mí no me a tocado para nada.
 
Y ser descendiente de estos artistas, ¿sí te ha marcado de alguna manera o te ha pesado el apellido Reni?
No me ha pesado en nada, al menos de manera negativa. Por supuesto que ha sido más bien un estímulo, pero el arte en mí ha sido algo natural, por que yo desde pequeñita ya esculpía con arcilla, luego empecé a pintar y a dibujar en blanco y negro. Después entré en la Academia de Bellas Artes en Venezuela. O sea, para mí era algo espontáneo que viene de mi madre, que pinta mucho al igual que su familia; y de mi padre, cuya familia también esculpe y escribe. Entonces es una cosa que viene en el ADN, nací con eso y lo he ido desarrollando proque me gustaba. 
 
He leído que viviste en varios países, ¿cómo impactó sobre tu obra el acercamiento a varias culturas?
Vivíamos en Venezuela, pero con mis papás siempre regresábamos a Italia, en vacaciones, para estar en contacto con la familia, ahí nos pasábamos muchos meses. Yo estudié en Estados Unidos. Eso fue una bendición, porque uno puede conocer tantas mentalidades diferentes, tantas formas de ver la vida, y eso es un enriquecer que no tiene precio... Si uno es un poquito veloz en entenderlo puedo tomar lo bueno de cada mentalidad y distinguir la forma de pensar que puede ser positiva  y constructiva, para ampliar los horizontes mentales e inclusive emocionales.
 
Cuéntame, ¿qué caminos recorriste para ser pintora?
Bueno, como te dije, de pequeña tuve el talento natural y empecé esculpiendo arcilla. Luego comencé a pintar en blanco y negro. Dibujaba rostros, cualquier cosa; pinté vestidos de noche, ¡de todo! Luego, a medida de que observaba que eso era lo que me gustaba, iba más allá, entonces empecé a pintar en colores. Pero ya de adulta dije que me hacía falta un conocimiento más formal no y empecé en la Academia de Bellas Artes en Venezuela, donde adquirí el conocimiento académico, pasé por la pintura clásica, moderna, diferentes técnicas de escultura... Cuando salí de la academia ya analizo mi forma de pintar y me quedé con el acrílico. Me encanta la pintura sencilla, simple, espontánea, transparente e inclusive plana, por que no doy las tres dimensiones.
 
Veo recurremente figuras de fauna y de la flora, que parece que se fusionan, hacen una simbiosis, al punto que de pronto varios peces se unen y hacen una flor. ¿Hay algún mensaje detrás de esto?
Sin dudarlo, y es la fusión, que para mí significa armonía, tolerancia, generosidad... Una criatura para fundirse con otra o con otro elemento, debe ser generosa, por que debe darse completa. Al mismo tiempo, yo quisiera que las personas que ven mi cuadro pudieran percibir inmediatamente que el ser humano debería ser así, prescindir de tantas diferencias que nosotros mismos creamos por las reglas sociales y las limitaciones de cualquier tipo (religiosas, sociales, económica). Sí se puede vivir en armonía, sí se puede vivir en tolerancia, es cuestión de entendimiento, de compresión y de generosidad; no es fácil hoy en día, porque todos estamos muy ocupados en el individualismo, pero sí se puede. 
 
También eres escritora y periodista. ¿Qué tipo de literatura desarrollas? ¿Está presente esa vena que viene de Dante Alighieri?
Sí, indudablemente, todo lo que es arte es una vocación para mí. A mí me encanta escribir historia novelada, es decir, en base a la historia real, y escribí hace un año un libro sobre un mito, una leyenda venezolana indígena de la que me enamoré. "Murachi y su princesa Tibisai" es el nombre del libro que ahora está en manos de una editora en Italia que se especializa en literatura latinoamericana. También he empezado una serie de cuentos donde los objetos cobran vida, con un final sorpresa; me divierte muchísimo escribirlo, ya llevo siete.
 
Sobre el periodismo, mi vocación siempre han sido las materias humanísticas; pero mi situación personal cambió porque tuve que atender otras cosas que no eran mi vocación, pero eran intereses familiares. Tuve que apartar un poco todo lo que me gustaba, como el periodismo, sin embargo la pintura no, porque al no tener esquema ni horario, la he podido seguir desarollando. La pintura no es solo un forma de expresarme sino también de desahogarme. 
 
¿Cuál es la clave para ser una buena pintora y una buena escritora?
La pasión. Cualquier trabajo hecho con pasión aparte que ya no es trabajo sino diversión es mucho más fácil. Trabajar en lo que a uno le gusta es la bendición más grande. Creo que todos deberíamos tratar de canalizar nuestra vida así, pero entiendo que no sea fácil hoy en día.
 
El arte comunica y también puede ser usado como un medio de protesta ¿Has intentado denunciar la situación que vive Venezuela con tus pinturas? 
Hablar de Venezuela en estos momentos es hablar de una situación demasiado compleja y delicada, pienso que no se podría canalizar un arte solamente para poder reflejarlo. Aunque sí creo que el arte puede ser un istrumento de denuncia para hacer ver situaciones de conflicto, cualquier tipo de injusticia social o moral, etc., y no solamente como ornamento o factor de belleza.
 
¿Cómo construyes tu vida espiritual?
Desde muy joven empecé a leer libros sobre espiritualidad, psicología ycualquier tipo de fenómeno que va más allá de lo que digamos que se consigue humanamente. La curiosidad mía ha sido realmente infinita y también he hecho muchos cursos de control mental, he hablado con muchas personas que son profesionles de estas materias y he tratado de aprender mucho. Hago yoga desde hace una vida, también meditacion; entonces todo eso ayuda a que continuamente ponga en tela de juicio, no para lo negativo sino para seguir contruyendo de manera positiva, es decir, para ir limpiando y reconociendo lo que puede ser basura emocional inútil y que no sirve de nada, y tratar de hacer espacio para recibir cosas buenas que me cultiven espiritualmente y empezar a tomar conciencia.
 
No es fácil tomar conciencia, porque lo cambia a uno desde adentro de una forma tan radical que tú empiezas a ser realmente tu esencia. Todos tenemos nuestro momento exacto para que se nos ilumine ese tipo de apredizaje, pero creo que trabajarlo también ayuda. Después que lo tienes, lo sigues desarrollando, porque te aplicas para no echar para atrás, por que eso influye mucho en la parte emocional,cambia tu visión de la vida, tu actitud con los demás, y ya lo vez todo tan diferente que ya no eres tú, eres otra persona. 
 
Por último, más allá de la artista, ¿cómo te defines tú como mujer?
Curiosa, para empezar; rebelde en muchas cosas: no me gustan los esquemas, no me gustan las limitaciones y, sobre todo, sin querer pecar de presumida, trato de ser siempre lo más auténtica posible. Como me enseñaron a respetar mucho la dignidad y a las personas, me cuesta ser franca para decir verdades, pero siempre trato de hacerlo de todas maneras, aunque sea un poquito más suave.  
 
 
 

 

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