Del diván a la actualidad

Jue, 04/23/2015 - 21:08
50/50 film, Anna Kendrick y Joseph Gordon-Levitt

50/50 film, Anna Kendrick y Joseph Gordon-Levitt

Ir a terapia ya no es secreto como antes; por ejemplo, en Nueva York y otras ciudades más vanguardistas, lo han etiquetado de ‘trend’, donde tener un terapeuta en su vida es un ‘must’.

Desde los tiempos de Freud y mucho antes, la psicoterapia ha hecho grandes avances para ocupar su lugar dentro de las profesiones. La terapia psicológica o psicoterapia ha seguido evolucionando como un servicio que busca ayudar al ser humano a alcanzar ese bienestar deseado enfocado en la salud mental. Sin embargo, existen todavía varios clichés que siguen descalificando la labor como la imagen del “paciente” acostado y el terapeuta colocado atrás “escuchándolo” mientras dibuja muñequitos en su libreta. Las frases: “Lo siento, pero no creo en psicología, psicoterapia, en lo que tú haces” sigue a la orden del día y a su vez, todavía existe un miedo que hagamos más daño que bien tal como lo expresan al decir: “no me vayas a leer la mente”, “cuidado que te manipulan”, y “se meten en tu cabeza y te enredan más de lo que ya estabas”.

Por otra parte, también hemos llegado a estar en la categoría de los curanderos, chamanes o incluso brujos, donde a través, un poquito de hipnosis al estilo de las cómicas, y agitar una barrita mágica se resuelve el problema. ¡Si tan solo tuviera esos poderes mágicos, créanme que los usaría primero conmigo!”. Pero no, todas las mañanas me despierto…y sigo siendo una mortal más.

No puedo abogar por todos los psicólogos de esta profesión; como en todo trabajo, hay mejores y hay peores, pero sí creo necesario seguir aclarando ciertas confusiones que hacen que muchas personas que puedan beneficiarse de una psicoterapia no se deciden a hacer la cita por miedo a estas creencias erróneas.

La psicoterapia es para todos y al final también opcional. Sea cualquiera el motivo de consulta, siempre buscamos identificar los recursos que tiene cada persona en la solución de sus problemas diarios. Como decía Albert Einstein, “locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes”. De eso se trata. Orientar a las personas a salir de sus hábitos, identificar sus patrones y encontrar otras alternativas, pensamientos más útiles en vez de los que nos martillan a diario, potenciar sentimientos positivos, guiar a resolver esas dificultades y fortalecer a la persona para que su pasado no defina su futuro y siga adelante con una nueva gama de recursos. Esto lo puede hacer tanto el que tiene una situación específica como el que simplemente desea mejorar como persona y llegar a cumplir sus metas.

¡Ojo! Aquí no se viene a “echar cuentos”, esto es un trabajo arduo de ambas partes, donde se hace mucho más que solo hablar. Otra de las quejas que salen a relucir es la duración de la terapia. No. No se necesitan 10 años de terapia, incluso algunas vienen con número de sesiones aproximadas. Una colega me compartió que nuestra labor era la única donde se trabajaba para que nos despidan. Era su forma de decir, “trabajo contigo hasta que no me necesites más”, y en cierta forma es así. La duración dependerá de cada persona, cada terapia, técnica y herramienta. Y sí, tiene un costo, pero por algo estudiamos siete años o más para adquirir una buena formación y atender mejor a nuestros clientes. Yo lo describo como una inversión, en vez de viajar al Caribe, me regalé un viaje interno.

Por último si no sabes a dónde ir o con quién ir, casi siempre un amigo/a conoce un/a psicólogo/a o incluso ES un/a psicóloga, que aunque no te pueda atender, seguro puede orientarte. Si no, escríbeme y con gusto te oriento.

  • Compartir: