Mar, 05/14/2019 - 09:00
- Mente y Cuerpo
El término indica una elevada concentración de lípidos en la sangre (colesterol, triglicéridos, colesterol HDL y LDL). A largo plazo, puede ocasionar graves problemas a la salud. Aprende cómo prevenirla o curarla.
Su nombre es poco conocido, pero muchas personas la padecen. La dislipidemia es una alteración que se manifiesta en la concentración anormal de grasas (colesterol, triglicéridos, colesterol HDL y LDL) en la sangre.
El doctor Johny Castillo, de la dirección de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Caja de Seguro Social (CSS) señala que estas llamadas "grasas malas" predisponen a ciertas enfermedades, siendo las complicaciones más importantes a largo plazo infartos en el corazón.
El especialista detalla que la dislipidemia es asintomática, pues se puede estar padeciendo de ella y no tener sospechas, a menos que se descubra su existencia en los exámenes rutinarios de laboratorio. No obstante, se pueden observar síntomas cuando ya se tiene varios años padeciéndola, acompañando a complicaciones como la obesidad, diabetes e hipertensión.
Otro riesgo es el desarrollar una enfermedad cardíaca, al formarse depósitos grasos en los vasos sanguíneos, que entorpecen el flujo de sangre por las arterias, lo que dificulta que el corazón reciba todo el oxígeno que necesita, aumentando el riesgo de un ataque cardíaco. El hecho de que llegue menos sangre al cerebro puede provocar un accidente cerebrovascular.
Hábitos saludables para prevenirla
Castillo reconoce que la dislipidemia se puede dar por factores hereditarios, por ello hay personas de contextura delgada que la padecen; sin embargo, la gran mayoría que vive con ella, es por consumir una dieta rica en grasas especialmente la animal.
Para saber si se padece de esta alteración, el galeno recomienda realizarse, por lo menos una vez al año, exámenes de laboratorio.
De estar con la condición, insta a dejar atrás la vida sedentaria y volcarse a la realización de actividades físicas, siendo el tiempo recomendado 150 minutos de ejercicio moderado, distribuido en un periodo de tres a cinco días por semana.
Con respecto a la alimentación, señala que es necesario eliminar las comidas chatarras, alimentos procesados y embutidos. En cambio, recalca, es importante fortalecer el consumo de frutas (como papaya, melón, sandía), verduras y el aceite de oliva virgen, que contribuye a reducir los niveles de colesterol LDL (colesterol malo) y aumenta los del colesterol HDL (colesterol bueno).
El doctor Castillo manifiesta que el llevar una dieta balanceada no resulta difícil, pues los alimentos se encuentran en los supermercados, ferias libres y hasta en las tiendas. Sobre la forma en la que se deben consumir los alimentos, sugirió fragmentar o fraccionar las comidas en cinco porciones: Desayuno, merienda, almuerzo, merienda y cena, pero no en grandes cantidades sino en porciones pequeñas.
"La idea es no fomentar la ansiedad o el hambre, sino mantener un ritmo de cinco porciones pequeñas, donde se recomienda una fruta entre cada porción", admite.
Para las meriendas, sugiere una porción de frutas como manzana o guineo, lo que permitirá mantener la energía entre comidas.
Un factor que no debe pasarse por alto, agrega es mantenerse hidratado, bebiendo mucha agua, durante todo el día. Esclarece que quienes en ambientes refrigerados, como la oficina, algunas personas no perciben que se pueden estar deshidratando; sin embargo, bajo estas condiciones también se pierde mucho líquido.
"Lo importante es fortalecer su salud, no esperar a estar enfermo para buscar la atención médica. Es necesario crear buenos hábitos como la actividad física, la buena alimentación, con estilos de vida saludables ", concluyó.
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