Una mirada informativa a los anticonceptivos

Jue, 03/31/2016 - 14:25
Forman parte del proceso de tu planificación de vida y son una vía eficaz contra las infecciones de transmisión sexual.
Foto: behealthy.es

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Los anticonceptivos o métodos de contracepción son aquellos procedimientos que previenen un embarazo en mujeres sexualmente activas, ya sea que el método lo emplee ella o su pareja. Una mujer está enteramente capacitada para concebir una vida desde el momento en el cual comienza a desarrollar su ciclo menstrual y con ello, la etapa de la ovulación, fase en la cual el óvulo finaliza su maduración y es conducido desde el ovario hasta el útero a través de la trompa de falopio para ser fecundado. Desde este momento, entonces, la mujer y su pareja adquieren lo que se conoce como “derechos reproductivos”: el reconocimiento de que toda pareja puede decidir libre y responsablemente la cantidad de hijos que desean tener, el espaciamiento de los embarazos, los medios para hacerlo y el derecho para alcanzar el mejor estándar de su salud, tanto sexual como reproductiva. Los métodos anticonceptivos son entonces parte de esta planificación.

Según la Dr. Aitza de Pascale, la elegibilidad de un método de contracepción depende de varios aspectos médicos y personales que la mujer debe considerar previamente. Entre estos están la disposición financiera, es decir, la capacidad económica que tenga la pareja y los antecedentes médicos de la persona: si sufre de hipertensión, si ya ha estado embaraza anteriormente o si ha sufrido algún tipo de embolia; es importante juzgar este tipo de preexistencias médicas porque existen procedimientos que pueden traer efectos secundarios negativos.

Los métodos de contracepción están clasificados en tres grandes grupos. Los hormonales, compuestos por hormonas sintéticas, funcionan suprimiendo la ovulación. Médicamente no son recomendables para aquellas mujeres que tienen más de 35 años, que sufren de presión arterial alta, tuvieron un parto reciente, están amamantando o están embarazadas. Tienen un alto porcentaje de eficacia (85-95%). En general, los efectos secundarios que pueden darse son náuseas, mareos, dolores de cabeza, posibles cambios de peso o sangrados vaginales.

La píldora: es una pastilla que contiene una mezcla de estrógeno y progesterona; es una opción muy efectiva y popular, sin embargo, no es para todas. La píldora requiere de disciplina personal, ya que depende enteramente de la periodicidad de su ingesta. Inyecciones: existen dos tipos: las de acción prolongada son aquellas que se aplican cada 2 o 3 meses, contienen solamente progesterona; las mensuales incluyen ambas hormonas y están compuestas de Cyclofem y Mesigyna.Implantes: son varillas colocadas debajo de la piel en la parte superior del brazo, estas contienen la hormona progesterona y, además de suprimir la ovulación, su función es espesar el moco cervical, impidiendo el paso del espermatozoide. Tienen una durabilidad de 4 a 7 años, dependiendo del peso de la paciente.Por otro lado, están los métodos de barrera: son aquellos que impiden la unión del óvulo y el espermatozoide.

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El diafragma: se trata de una capucha de látex que se coloca en el fondo de la vagina, cubriendo el cuello del útero, antes de tener la relación sexual. Normalmente va acompañado de una crema espermicida que se coloca en ambas caras del diafragma. Otra clasificación son los métodos naturales; se basan en la abstinencia durante el período de ovulación, controlando diferentes características físicas femeninas como los cambios en la mucosidad vaginal (método de Billing) o la temperatura basal (método de temperatura basal).

Por último, existen también procedimientos quirúrgicos, como la esterilización femenina o la vasectomía para los hombres, en los cuales los conductos transportadores de espermatozoides u óvulos son cortados, impidiendo de forma definitiva la fecundación.

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