Por lo general, aquellos que bajan de peso a punta de dietas estrictas que lo único que causan es prohibir ciertos alimentos, terminan con más antojos que antes. El hecho de saber que no puedes comerte aquella donut rellena, hace que las quieras aún más... ¿o no?
Debido a que este impulso pueda complicar tu camino hacia el éxito (entiendase por éxito alcanzar tus objetivos de pérdida de peso), los investigadores del National Institutes of Health de Estados Unidos, se dispusieron a investigar esta teoría.
Para descartar cualquier cambio en el apetito ligado a la sensación privada, le dieron a más de 150 adultos un tipo de medicamento para la diabetes-2 con placebo o que desencadena la pérdida de peso sin hacer dieta. Luego controlaron y monitorearon la pérdida de peso y el consumo de comida de todo el mundo durante 52 semanas.
Curiosamente, las personas que pasaron a perder peso a partir de tomar las píldoras terminaron cambiando sus hábitos alimenticios. Por cada dos libras que perdieron, comían alrededor de 100 calorías adicionales por día.
La implicación es que cuanto más peso se pierde, más hambrienta te sentirás, incluso si no estás siguiendo conscientemente el tipo de dieta que te deja sentir que sufres privaciones. Es algo complicado considerando que cuanto más bajes de peso, menos ingesta de caloría tu cuerpo necesitará. Y después, si comes de más, volverás a ganar todo el peso rápidamente.
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