Inclusión, la otra forma de amar (y por qué nos humaniza)
La realidad es que tenemos sesgos inconscientes y no nos hemos dado cuenta de los hábitos que vivimos como verdades cuando calificamos, clasificamos y dividimos el mundo de acuerdo a lo que aprendimos en casa, la escuela o lo que nos dictó la religión.

La realidad es que tenemos sesgos inconscientes y no nos hemos dado cuenta de los hábitos que vivimos como verdades cuando calificamos, clasificamos y dividimos el mundo de acuerdo a lo que aprendimos en casa, la escuela o lo que nos dictó la religión.