De esta manera el consumo de sal puede hacer que sufras hipertensión

Lun, 04/27/2020 - 12:59
Al parecer no es solo la cantidad de sal que consumes sino la forma en que la administras, es decir, los momentos, la porción y la cantidad de líquido que estás ingiriendo en ese tiempo.

La hipertensión arterial es una condición de salud que puede llevar a padecer problemas cardiovasculares severos e incluso está relacionada con el 25% de las muertes anuales en Panamá.

Aproximadamente el 35% de las personas mayores de 40 años padecen de hipertensión, según señalan datos del Ministerio de Salud de nuestro país.

Durante décadas se ha relacionado el bajo consumo de sal como un tratamiento para controlar esta enfermedad; sin embargo, la forma en cómo afecta este compuesto en el cuerpo, promoviendo un aumento de la presión sanguínea, ha sido recientemente estudiado.

Se han encontrado diferentes teorías al respecto. Por ejemplo, en el estudio realizado por Suckling, et al, se respalda el efecto negativo de consumir mucha sal en las comidas sobre la osmolaridad (una medida de la concentración de partículas en la sangre). El sodio atrae el agua del cuerpo y la agrega al flujo sanguíneo, dando pie a la elevación de la presión arterial.

Partiendo de este hallazgo, otros análisis han considerado que es posible que el efecto de la sal sobre la presión arterial puede disminuir al consumir más agua, en cierta perspectiva para diluir la concentración de sodio consumida en ese momento. ¡Interesante!

Al parecer no es solo la cantidad de sal que consumes sino la forma en que la administramos, es decir, los momentos, la porción y la cantidad de líquido que estamos ingiriendo en ese tiempo.

Otro estudio más reciente publicado por Wilck et al, nos habla sobre la relación que puede existir entre una alimentación alta en sal y el efecto en nuestra microbiota intestinal, y es que como hemos comentado en otros artículos anteriores, hoy en día se le conoce como nuestro segundo cerebro al conjunto de microorganismos que habitan en nuestro intestino; en consecuencia, en las últimas décadas se han intensificado las investigaciones para conocer la relación de este con las diferentes enfermedades del ser humano.

La hipertensión no es la excepción, este estudio muestra cómo una ingesta alta en sodio puede causar una alteración autoinmune, e impulsar la aparición de células especificas (células T helper 17) que inducen al aumento de la presión sanguínea.

Aunque no se conoce a profundidad el efecto de este tipo de alimentación en la microbiota intestinal, los ensayos en humanos muestran una disminución especifica del lactobacillus spp, seguido de un aumento de las celular T helper 17 y un aumento de la presión arterial.

En resumen, el nivel de sal que ingerimos a través de los alimentos no solo aumenta la presión sanguínea por la concentración en la sangre, sino que también altera nuestra microbiota intestinal promoviendo acciones que inducen a elevar la presión. 

¿Cómo definimos una alimentación alta en sal?

La sal es un compuesto químico que tiene cloro y sodio; este último se encuentra de forma natural en algunos alimentos, pero con bajas dosis; sin embargo, es utilizado en la industria alimentaria como conservador, potenciador de sabor, entre muchas otras funciones lo que hace que más del 70% del sodio que consumimos provenga de productos empacados, envasados y similares.

El consumo de sal recomendada en personas saludables debe ser hasta 2,400 miligramos; sin embargo, una dieta diaria que incluya embutidos (jamones, salchichas, chorizos), carnes ahumadas, leches enlatadas, salsas enlatadas, sopas de sobre, palomitas de microondas y otros aperitivos; además de condimentos artificiales como sazonadores (ya sea en polvo o líquidos) y snacks tipo bolitas de queso u otros, pueden hacer que lleguemos a consumir hasta 3,400mg o más.

Recomendaciones para controlar la sal

  • Lee la etiqueta nutricional: procura consumir alimentos que por porción no pasen los 140mg; o bien intenta no exceder el 100% del valor diario recomendado que aparece en las etiquetas, considerando todo lo consumido en el día.
  • Cocina con más ingredientes naturales: los vegetales como tomate fresco, apio, culantro, ají y otros son muy escasos en sodio y les dan un sabor ideal a tus comidas; así evitarás el uso de condimentos artificiales que no solamente tienen exceso de sal sino de colorantes y azúcares.
  • Opta por alimentos frescos: entre más enlatados y empacados consumas, más sodio vas a ingerir; es por eso que elegir, en la medida de lo posible, pollo, carne, frutas o vegetales frescos, es lo ideal.
  • Meriendas más saludables: prefiere aquellos aperitivos con menos sal como las frutas, frutos secos, yogurt, entre otros.
  • Controla tus porciones: recuerda comer de forma balanceada y en cantidades adecuadas para mantener tu salud; si comes en exceso, probablemente también 

 

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