Desnutrición en la tercera edad

Jue, 03/08/2018 - 10:30
Un estado de salud asociado a los niños, pero que es más común en los adultos de lo que crees.

En la tercera edad el estado de salud se torna más frágil, pero esto se puede agravar si no tenemos la precaución de evitarla con una alimentación pensada para las personas mayores. Según Mayo Clinic, una organización sin fines de lucro y dedicada a la educación de la salud, la desnutrición en ancianos puede derivar a: 

  • Debilidad del sistema inmunitario que aumenta el riesgo de infecciones
  • Mala cicatrización de heridas
  • Debilidad muscular y menos masa ósea que pueden llevar a caídas y fracturas
  • Más riesgo de hospitalización
  • Mayor riesgo de muerte
 
 Lo más importante es conocer qué la deriva, en la mayoría de las ocasiones el apetito en los adultos de la tercera edad tiende a disminuir. Por eso es importante observar los hábitos alimenticios de tu ser querido, qué alimentos compra o qué alimentos les dan de comer. Hay que guardar un record del peso que tiene el adulto, los cambios bruscos son significativos. Y por último, hay que conocer los medicamentos que consume ya que pueden afectar el apetito, la digestión y la absorción de nutrientes.
 
¿Qué hacer?
  • Involucra a los médicos. Si tu ser querido está perdiendo peso, colabora con sus médicos para identificar el factor que lo esté causando. Esto puede incluir cambiar los medicamentos que le alteran el apetito, suspenderle cualquier restricción en la alimentación hasta que coma mejor,  llevarlo al dentista para tratar el dolor bucal o los problemas para masticar. Solicita que en las visitas habituales, se le detecten problemas de nutrición y pregunta sobre suplementos nutricionales. Puedes también pedir que se le remita a un especialista en dietética.
  • Devuélvele el sabor a la dieta blanda. Haz que las restricciones alimentarias se vuelvan más llevaderas al agregar jugo de limón, hierbas para condimentar y especias. Si el problema es la pérdida del gusto y del olfato, experimenta con condimentos y recetas.
  • Programa refrigerios entre las comidas. Una fruta, un trozo de queso, una cucharada de mantequilla de maní o un batido de frutas pueden aportarle nutrientes y calorías.
  • Considera un suplemento. Un suplemento nutricional puede proveerle a tu ser querido más nutrientes que tal vez no obtenga con la comida. Habla con el médico o el especialista en dietética de tu ser querido para saber cuál es el mejor tipo para el caso.  
  • Haz de las comidas un evento social. Llega de visita durante la hora de la comida de tu ser querido o invítalo, a veces, a comer en tu casa. Anima a tu ser querido a unirse a programas donde pueda comer con otras personas.
  • Motívale a hacer actividad física de manera regular. El ejercicio diario, aunque sea leve, puede estimular el apetito, así como fortalecer músculos y huesos.
  • Dale consejos para ahorrar al comprar los alimentos. Si tu ser querido compra sus comestibles, anímalo a llevar una lista de compras, buscar ofertas en las hojas volantes de las tiendas y seleccionar marcas más baratas. Sugiérele dividir el costo de los alimentos o comidas a granel con un amigo o vecino, así como frecuentar restaurantes que ofrezcan descuentos para la tercera edad.
  • Considera recibir ayuda externa. En caso necesario, contrata a un asistente para el cuidado domiciliario que pueda ir a comprar los comestibles o preparar los alimentos. Considera las visitas a domicilio de personal de enfermería y de especialistas en dietética. Las agencias locales para el envejecimiento o un trabajador social también pueden ser de ayuda.
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