¿Son las calificaciones sinónimo de inteligencia?

Mié, 07/24/2019 - 09:00
Las calificaciones académicas que un niño pueda obtener en el colegio no dictaminan qué tan inteligente es.
Muchos padres y maestros piensan que las notas de los niños son para saber la media de inteligencia que tienen y para poder tener en cuenta su desempeño académico. Pero permítanme decirles que los niños no son números, y su inteligencia no se determina por las notas. 
 
Su hijo vale por lo que es, no por lo que hace. Lamentablemente, nuestro sistema educativo nos dice que si no tienes 5.0 en todo el boletín, no eres inteligente. 
 
Sí, se sabe que es necesario una nota mínima para pasar el año escolar, sin embargo, copiándose también se puede pasar ¿no? Con esto no quiero se mal interprete que un niño aplicado en el colegio con buenas calificaciones no es inteligente, sino que exigir de tal manera al niño, indicándole que es un número, no es lo correcto. 
 
En muchas ocasiones, los padres no tienen idea de la presión y frustración por la que pueden atravesar algunos niños si no obtienen el 5.0. Estos pequeños suelen presentar ansiedad, no saben perder y sienten un gran temor o miedo al fracaso.
 
He conocido de muchos 2.0 (por decirlo de alguna amnera), a quienes les fue fatal en el colegio y resulta que hoy en día son personas profesionales, incluso con sus propios negocios. Y es que una buena calificación no va a dictaminar la vida del niño. La crianza también juega un rol importante junto con las calificaciones. 
 
Por supuesto que debemos inculcar la responsabilidad y el compromiso en nuestros niños, pero también debemos hacerles saber que no siempre el 5.0 es lo más importante. Como docente, prefiero tener a un estudiante de 3.5 que sé que está dando lo mejor de sí y que, a pesar de que su promedio no sea alto, ha logrado comprender algo. ¿De qué me vale tener a todos mis estudiantes de 5.0 si cuando les pregunte al día siguiente no recordarán nada? A esto se le llama estudio mediante aprendizaje memorístico. ¡No enseñemos a los niños a repetir como papagayo! No. El mejor aprendizaje es por asociación, ya sea mediante juegos o situaciones de la vida real.
 
Es aquí en donde me gustaría hablarles sobre las inteligencias múltiples: Todos aprendemos de diferentes formas y en distintos tiempos. Unos más rápido, otros mas lento; unos requieren de mucha ayuda, otros en cambio solo requieren una sola explicación. La teoría de las inteligencias múltiples es un modelo de concepción creado por el psicólogo estadounidense Howard Gardner, profesor de la Universidad de Harvard, para quien la inteligencia no es un conjunto unitario que agrupa diferentes capacidades específicas, sino que se trata de una red de conjuntos autónomos relacionados entre sí. 
 
¿A que se refiría Howard? A que en el desarrollo de nuestra vida o en el trascurso de ella, hacemos uso de más de una inteligencia. Ahora bien, si hablamos cientificamente, la inteligencia no es más que “la capacidad de solucionar problemas o elaborar bienes valiosos”. La inteligencia no se define como “el que más sabe” o “el que mejor notas tiene”. 
 
Recuerdo a un profesor de la universidad en mis inicios que nos decía: “Inteligente no es el que se las sabe todas, inteligente es el que pregunta”. Ahora bien, Howard Gardner defiende que, así como hay muchos tipos de problemas que resolver, también hay muchos tipos de inteligencias que se pueden adaptar a su solución. Las inteligencias múltiples y las funciones diferentes de un individuo están vinculadas a ciertas partes del cerebro, estas son: musical, corporal-cinestética, interpersonal, lingüística, lógico matemática, naturalista, intrapersonal y visual-espacial.
 
En aquellos países donde la educación es valorada y el estudiante apreciado, como por ejemplo en Singapur, orientan al padre de familia haciéndole saber, desde las edades preescolares, cuáles son las habiliades y destrezas más notorias o desarrolladas en sus niños. Así se les guía por ese camino y se evitan frustraciones a futuro. Es decir, si el niño muestra interés y es aplicado en las artes, se le recomienda especializarse en esa área. 
 
Considero que es injusto e innecesario pasar por 3 años de educación básica general para luego un bachillerato, y entonces ya en la universidad decidir o probar con varias carreras a ver cuál te gusta. Si su hija se aplica en la danza y, sobre todo, la disfruta, llévela a una escuela de danza; si su hijo es aplicado y se interesa por construir cosas, llévelo a conocer lugares, estructuras; si le gusta pintar o diseñar, empodérelo, sea motivador, sea el fan #1 de su hijo (a).
 
Con esto quiero instar a los padres de familia a platicar con sus pequeños y adolescentes, ser esa guía que ellos necesitan para que tengan un mejor futuro, que no sean personas etiquetadas por un número(en este caso las calificaciones), sino tratados como seres humanos capaces de todo lo que se propongan, independientemente de sus calificaciones. 

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