Cuba: sin prejuicios

Jue, 02/09/2017 - 15:58
La isla que lo tiene todo y nada...
En la isla no hay lugar para los idealismos, entre tanta   propaganda socialista (murales con mensajes  “Revolución es no mentir nunca” o “¡Patria o muerte!”) puedes ver a metros de distancia a menores de edad ejerciendo la prostitución en las calles, en algunos casos incentivadas por sus padres. En este país, buscar el pan  se puede convertir en un delito. El turismo, además de incrementar los números en la economía, es  el medio más viable para sobrevivir. 
Este país ha estado en boca de todos últimamente, eventos relevantes como la apertura de los EE.UU., el mediático desfile de Chanel y hasta la filmación de Rápido y Furioso, pero el solo hecho de pensar en ella coquetea con todos los sentidos. Algunos isleños hasta dicen: “Vengan a Cuba antes de que se acabe.” 
 
En el 2016, Cuba registró el arribo de 4 millones de turistas extranjeros a la isla, según informó el Ministerio de Turismo. Recibió un 13 % más de visitantes de Estados Unidos y Europa.
El turismo es la segunda fuente de ingresos de Cuba tras la comercialización de los servicios profesionales en el exterior. Para este año  se espera la llegada de 4.1 millones de vacacionistas, según estimaciones del Ministerio de Turismo. Actualmente, Cuba dispone de 65,000 plazas hoteleras y más de 17,000 habitaciones en casas particulares que alquilan  propietarios privados. Para hacer frente al creciente  arribo de turistas, el Gobierno  construirá 108,000 nuevas habitaciones hasta el 2030.
 
Durante mi visita pude ver en Habana Vieja (la zona más antigua  y  patrimonio histórico)  construcciones de varios hoteles, y no es para menos, ya que la capital cubana se encuentra con un déficit en hospedajes. Para ser sincera, las opciones son muy limitadas; hay hoteles de cinco estrellas de grandes cadenas,  pero son muy costosas, y la variedad no es lo que reina.  
 
Algo muy práctico que se está implementando, y se los recomiendo para tener la experiencia completa es el alquiler de habitaciones o apartamentos. Me gustó esta modalidad, ya que llegas a tener el contacto directo con los dueños, ayudas a la economía de ese hogar y te vas con el calor de los cubanos. En mi caso, la señora nos sorprendió por completo. En las noches, en medio de cuentos sobre su país y juegos de dominó, la señora compartió una botella de ron conmigo y mis amigos. Acto que no tenía que hacer, pero sintió tanta empatía que lo hizo. Hasta hoy sigo  en contacto ella.     
Para que los cubanos puedan rentar sus hogares, necesitan un permiso del Estado, después de que lo obtienen, reciben un pequeño letrero que ponen fuera de sus casas como indicativo de que en esa casa pueden alquilar sus espacios para extranjeros. Aunque saben, también pueden encontrar lugares que lo hagan de manera ilegal. 
 
La  compañía Airbnb dio a conocer que la firma tenía unos 3,000 alojamientos en Cuba, ubicados en 40 ciudades y poblados, aunque el 50% de ellas están en La Habana, y  la lista no paraba de crecer. Esta página fue mi primer acercamiento a la hora de buscar dónde quedarme, encuentras hospedaje desde $40  la noche con desayuno.
 
Existe una realidad paralela para los turistas que  inicia con las monedas, la isla tiene dos de ellas: pesos cubanos para los residentes y pesos convertibles (CUC) para los extranjeros. Un dólar estadounidense equivale a un CUC y a 25 pesos cubanos. No te asustes si vas a un restaurante y tengan dos menús, uno más accesible para los cubanos y uno poco más alto para los extranjeros. También hay hospitales, farmacias y supermercados para extranjeros con más opciones e insumos y con  precios que los locales no pueden pagar, los sueldos rondan entre $20 y  $50 (si eres médico) al mes. 
 
Cuando viajes,  no es conveniente que lleves dólares, puedes hacerlo, pero con el cambio por cada dólar pierdes el  12% de su valor, lo que no sucede con los euros.  Antes de irme cambié a euros  y allá  los cambié por los CUC.
Para el turista que visita la capital cubana, resulta imprescindible pasearse por la Habana Vieja,  aquí se concentran plazas históricas (la de Armas, la de San Francisco, la de la Catedral) y castillos (el de los Tres Reyes Magos del Morro, el de la Real Fuerza,  el de Atares y, sobre todo, el de San Carlos de la Cabaña), pero también edificios simbólicos como la Catedral, el hotel Ambos Mundos, el Floridita y  La Bodeguita del Medio (para unos daiquirís y mojitos, como lo hacía Hemingway hace más de 50 años), el edificio de Bacardí (una estructura que enamora por su estilo Art-decó), el Gran Teatro… También la Plaza de la Revolución, El Capitolio, el Paseo del Prado y La Factoría (para cerveza artesanal). 
 
Si uno es curioso y se sale de los circuitos más trillados, descubrirá verdaderas joyas como Tropicana (para los “shows” de cabaret), La Zorra y el Cuervo (para una noche de jazz en vivo),  Habana Blues (un paladar inspirado en la película con el mismo nombre, donde te atienden actores y conductores de televisión) o La Fábrica de Arte Cubano (una galería moderna que en las noches se convierte en un club). Eso sí, pendientes, en las calles hay mucha gente que te asegura llevarte a un lugar que no debes dejar de ir, cuando llegas al lugar, te reciben con algún trago que terminas pagando. Si dejas que esto pase, el dueño del local le tiene que pagar a esa persona que te llevó.
Me dijeron que sería como un viaje en el tiempo,  la ropa de los habaneros, los edificios y los carros, pero se equivocaron... Yo me encontré con una Cuba que es moderna a tiempos,  en donde los sonidos tropicales no prevalecen tanto, sino los del Reguetón. Donde los más jóvenes tienen celular, usan zapatillas adidas, fuman y toman en descontrol, una Cuba que no permite las drogas,  pero sí las venden en los barrios. Según Amanda, una chica que conocí, comprarse un cigarrillo de marihuana cuesta $1o  y aunque no lo puedan comprar con frecuencia, ahorran meses para darse el gusto. Un estudio publicado por el “Diario Juventud Rebelde de Cuba”, realizado hace dos años, señaló que las drogas solo son consumidas en actividades festivas. Mientras que el alcohol y el cigarrillo ocurre desde  los 11 años y hasta con el  consentimiento de los padres.
 
En contraste, varios países del mundo muestran este patrón, pero es interesante saber que un país donde la internet es limitada se pueden ver las mismas tendencias. ¡Ah, sí!, la internet no es gratuita, y según un señor me dijo, nunca lo será, para acceder hay que ir a zonas comunes, como parques, y comprar una tarjeta de $3 dólares para conectarse una hora. Por lo que pasarse información es bajo la función de Bluetooth o USB. O comprando los “paquetes”, como ellos les llaman, que son USB creados por programadores que descargan lo más reciente de la música, películas, series, etc. Todo un sistema en el que compartir reina.  
  • Compartir: