Piropos del siglo XXI: ¿palabras bonitas o acoso callejero?

Mar, 01/26/2016 - 15:46
Ilustración de Maritza Piña

Ilustración de Maritza Piña

Quizás recuerdes la película que Niki Caro dirigió y estrenó en el 2005, “North Country” (en español, “En Tierra de Hombres”).  Cuenta la historia de Josey (Charlize Theron), una madre soltera a cargo de dos hijos, recién separada, que vuelve al lugar donde se crio, Minessota. Allí comienza a trabajar en una mina de hierro de la localidad, por supuesto, plagada de hombres. Aunque la mayoría son hombres decentes, hay algunos que aprovechan la oportunidad para denigrar a las mujeres con palabras, bromas pesadas, insultos, comentarios de contenido sexual y otro tipo de acciones que rayan en el acoso. A diferencia de otras mujeres, Josey lleva el caso de abuso a la justicia y decide luchar ante esta situación.  

Al terminar de dirigir la película, Caro explicó: “La historia investiga una zona gris de la interacción masculino/femenina y la degradación desde lo inocuo a lo ofensivo”. “No es una historia en la que los hombres son los malos y las mujeres son las buenas porque sé que no es el caso; demostraría una falta de conocimiento de las complejidades de las relaciones humanas. Aquí hay ejemplos en los que tanto los hombres como las mujeres se portan de una forma vergonzosa y en otros momentos demuestran gran compasión”.

La realidad es que no podemos revelar a ciencia cierta  cuántas mujeres u hombres viven situaciones de acoso en sus trabajos o en la calle, pero la situación no es ajena en nuestro país. Según  el Centro Women and Gender Advocacy, el 81 % de las mujeres acechadas llegan a ser agredidas físicamente y el 31% llegan a ser agredidas sexualmente. 

La presentación del anteproyecto de ley 177 presentado por la diputada Ana Matilde Gómez ha causado un revuelo general en las redes sociales bajo la etiqueta #LeyAntiPiropos, y hoy queremos aclarar  en este espacio algunos puntos que consideramos importantes para entender bien de qué se trata toda esta discusión.

¿Ley antipiropos?

El anteproyecto de ley está titulado: “Que  previene, prohíbe y sanciona el hostigamiento, acoso callejero, acoso sexual, acecho, favoritismo, sexismo y racismo en todos los ámbitos”, (lo puedes leer completo en la página de la Asamblea: www.asamblea.gob.pa).

La idea original del documento es preservar la dignidad de las personas y sus derechos fundamentales, tiene como objetivo desarrollar una ley que presente una manera de regulación, descripción de cada punto mencionado en su titulación y un establecimiento de procedimientos y sanciones administrativas según   la gravedad del hecho. 

Actualmente, el Código Penal panameño, únicamente, se ocupa de los casos en los que el hostigamiento sea con motivaciones sexuales. Sin embargo, existen otros tipos de hostigamiento, abuso, acecho, y favoritismo que no necesariamente tienen componentes sexuales, por ejemplo, el hostigamiento que se puede dar en una institución escolar.        

¿Es, entonces, correcto enmarcar este anteproyecto únicamente bajo la etiqueta #LeyAntiPiropos? “El proyecto es tá muy bien enmarcado con un objetivo muy específico: desea eliminar el acoso, hostigamiento y persecución que sufrimos diariamente todos los seres humanos, tanto del sexo femenino como del masculino”, explicó la abogada panameña Marta Leira. Por lo tanto, debemos tener presente que el anteproyecto es más que una ley antipiropos; sí aborda el tema del abuso callejero, pero no es el único que contiene.  

La siguiente pregunta  que deberíamos hacernos para poder comprender esta discusión es: ¿qué es un piropo y qué es el abuso callejero? 

¿Dónde quedaron los halagos?

Podríamos responder, “donde el diablo dejó la chancleta”. Ninguno puede negar que cuando pensamos en la palabra “piropo” a nuestra cabeza llegan aquellos pregones, de contenido sexual fuerte, que por lo general se escuchan en la calle: “¡Oye, mami, tú te ves bien %&$#!”.  Si ese mismo ‘soundtrack’ estuviese acompañado de algún lugar,  nuestra mente recurriría a  buses, áreas de nuevas construcciones, taxis y otras características citadinas panameñas. ¿No es así?

 Sin embargo, cuando el piropo comenzó a emplearse, las cosas eran algo distintas...

Cuenta la historia que hace casi ocho siglos, a los honorables miembros de una corte real no se les permitía desbordarse en pasiones en público, la realeza consideraba que esas eran costumbres propias del vulgo. La alternativa, entonces, fue comenzar a enamorar a una mujer a través de las palabras, era una forma de coqueteo, el primer paso del cortejo. Allí surgieron las frases ingeniosas, con cierta picardía, que resaltaban los atributos de una mujer. 

La palabra piropo es de origen griego (‘pyropus’) y significa ‘rojo fuego’. En el siglo  XVII, para los  poetas y escritores era sinónimo de la palabra encendida, chispazo o fogonazo de ingenio. Pero así como lo describió el diario argentino “Clarín”, “un piropo puede llegar a ser un halago, pero en la calle abunda su pariente bastardo: la grosería”.

Luis y Abdel tienen 18 y 19 años, respectivamente. Hace poco comenzaron a trabajar en una construcción de una plaza comercial en el área de Juan Díaz. Si bien conocen a la perfección la definición adecuada de ‘piropo’, aseguran que a diario escuchan faltas de respeto hacia las mujeres. “La intención de un piropo es halagar a una mujer, no hacerla sentir mal”, comentó Luis.

“Una vuelta iba una muchacha gordita y le dicen dizque: Mami, pareces una langosta”, ilustró Abdel. Cuando les preguntamos si estaban de acuerdo con el anteproyecto de ley, ambos dieron el visto bueno, siempre y cuando la misma penalizara el acoso y las faltas de respeto, no los piropos inofensivos.

Según un estudio realizado por la Universidad Abierta Interamericana (UAI), solo el 6.6% de los hombres encuestados reconoció llevarlo a cabo. De ese total, el 57.1% cree que a las mujeres “les gusta” y ellos lo hacen para “halagar”.

Una delgada línea

Para algunos la diferencia entre piropo y abuso callejero es confusa. O quizás la cruda verdad es que como sociedad disfrazamos el irrespeto como ‘piropos y halagos sinceros’.  

La psicóloga panameña Geraldine Emiliani concuerda con varias entidades internacionales, como la ONG Stop Street Harassment, en que “la diferencia estaría en que se usen palabras obscenas de contenido erótico, o se llegue a tocar físicamente a la persona piropeada. Se supone que un piropo es para resaltar la belleza de la mujer no para que sea agredida”, expresó Emiliani.

Para la coordinadora del Foro Psicoanálisis y Género de la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires, Irene Meler,  “hay que diferenciar el piropo, el del abordaje erótico dentro de un marco de respeto, del comentario obsceno y la conducta ofensiva. Esa diferenciación debe quedar clara porque de lo contrario, sería como judicializar la vida cotidiana”. 

Internacionalmente el “abuso callejero”  está definido como la experiencia de recibir groserías, obscenidades y comentarios sexistas en la vía pública de parte de desconocidos.  

Los expertos (sociólogos y psicólogos) que han estudiado el fenómeno indican que el acoso callejero es un acto que responde a una teoría general del poder de género y que puede variar según el nivel de machismo que caracterice a esa sociedad en particular.

Las posibles consecuencias 

El acoso callejero tiene consecuencias en la psiquis de una mujer. La socióloga Cristina Fridman, profesora en la universidad encargada del estudio citado anteriormente, explica que genera un entorno social hostil. Cabe destacar que la problemática es un tema  social y no de patologías psicológicas individuales. 

El fenómeno puede desencadenar varias consecuencias como  temor, vergüenza, coraje e indignación; puede causar sensación de  pérdida de control, disminución de autoestima, distorsión en la valoración de las experiencias de acoso, incremento en la inseguridad propia y desconfianza hacia hombres desconocidos en general. Además, puede  llevar a cambiar formas de vestir, lugares donde transitan, hasta libertad para salir solas a la calle, según explicó Fridman.  

El panorama internacional 

A nivel latinoamericano existen varias iniciativas y proyectos para luchar contra este fenómeno. En Brasil, México y Guatemala, el transporte público es separado en las horas pico. En Argentina, Perú y Chile, por ejemplo, se lanzó una campaña llamada “Sílbale a tu mamá”, creada por la firma Everlast.  Se trata de videos que exponen la experiencia de una madre al salir a la calle disfrazada y ser “piropeada” por su propio hijo. La campaña se viralizó en las RRSS. 

Uno de los últimos logros conseguido a nivel de sexismo y acoso callejero se dio a partir del 2012, cuando la joven  Sofie Peteers filmó un video, el cual protagonizaba, y demostró la cantidad de comentarios que hacían los hombres mientras se paseaban por las calles. El video fue expuesto en la televisión pública y a partir de eso, en Bélgica se generó un enorme debate acerca del tema.

Finalmente el año pasado se firmó la ley. “Es la primera vez en el mundo que una ley define legalmente el sexismo”, comentó la ministra de Interior e Igualdad de Oportunidades de Bélgica, Joëlle Milquet. “Proporcionará, por fin, un apoyo claro a las víctimas, al afirmar su libertad para moverse en el espacio público”, declaró. La ley permite condenar con multas de entre 50 y 1,000 euros y penas de hasta un año de prisión a quienes profieran comentarios sexistas o hagan proposiciones sexuales en la vía pública. 

En conclusión, queridos lectores, si el anteproyecto de ley sigue su curso,  tendremos que   recurrir a la creatividad y utilizar recursos más ingeniosos;  y si queremos piropear, como dice el dicho... ‘al que quiere celeste, que le cueste’.      

 
  • Compartir: