Entendiendo el mareo del viajero: causas y alivios

Lun, 07/10/2023 - 14:35
La cinetosis afecta a gran cantidad de personas y aunque en la mayoría de los casos no es en sí una condición grave, puede ser bastante molesta para quienes la sufren.

Para algunas personas desplazarse en carro puede convertirse en un problema, si experimentan cinetosis, un desorden que además de provocar mareo debido al movimiento, puede ocasionar malestar en la cabeza y el estómago, pudiendo derivar en náuseas y vómitos.

 

Los síntomas de la cinetosis están producidos por la aceleración y desaceleración lineal y angular repetidas, y ocurren cuando el cerebro recibe señales de movimiento que no coinciden, durante los viajes en coche,  tren, avión o barco, explican desde la Clínica Universidad de Navarra (CUN).

 

Por ejemplo, dentro de un barco, el oído interno percibe el movimiento, pero los ojos no pueden percibir que se mueve.

 

Explica la CUN que la susceptibilidad individual a este malestar es variable y "los estímulos visuales (un horizonte en movimiento), la mala ventilación (humos, monóxido de carbono, vapor) y los factores emocionales (miedo o ansiedad) actúan junto con el movimiento para precipitar un ataque" de cinetosis.

 

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Viajes en carro

Una de las situaciones donde se producen más casos de cinetosis son los desplazamientos familiares en auto por carretera, masivos durante las vacaciones, fines de semana y días festivos, a lo largo de los meses cálidos, afectando sobre todo a los ocupantes del automóvil que no son el conductor, y en mayor medida a aquellos que viajan en los asientos traseros.

 

¿Qué desencadena la cinetosis? ¿Y por qué no les suele pasar al conductor ni al acompañante que ocupan los asientos delanteros?

"Para entender la sensación de mareo por movimiento tenemos que hablar de los Mecanismos de Orientación Espacial (MOE)", explican Juan Pérez Fernández y Paula Rivas Ramírez, investigadores en el ámbito de la neurociencia de la Universidad de Vigo (Galicia, España), en un artículo publicado en el portal de divulgación académica The Conversation.

 

Los MOE tienen que ver con "cómo ubicamos nuestra posición en el espacio que nos rodea para distinguir, por ejemplo, dónde es arriba y dónde abajo. Así podemos mantener la postura corporal, movernos e interactuar con nuestro ambiente", señalan.

 

En esta tarea participan principalmente tres sistemas: el vestibular, el visual y el propioceptivo.

 

Mantener la postura corporal depende principalmente del sentido del equilibrio, el cual está mediado por el sistema vestibular, una estructura que se encuentra localizada en nuestro oído interno y  nos faculta para determinar nuestra posición y saber cuándo nos estamos moviendo, según explican.

 

Para mantener la postura corporal también juega un papel importante la vista, o sistema visual, que se complementa con el sistema vestibular haciendo que nuestra orientación espacial sea más precisa, según los investigadores de Vigo.

 

Añaden que hay otros sistemas del organismo que forman parte de nuestros MOE como el propioceptivo, que usa sensores en los músculos, tendones y articulaciones para saber la fuerza y la posición generados por nuestros propios movimientos.

 

Discrepancia entre los sentidos

El uso de diferentes estrategias hace que nuestra orientación espacial funcione muy bien en la mayoría de los escenarios, pero algunos inventos humanos, como los medios de transporte, han creado nuevas situaciones que la desafían, según Pérez y Rivas.

 

"Los medios de transporte, incluido el auto, crean una alteración de las condiciones que moldearon esa capacidad de situarnos en el espacio a lo largo de la evolución", destacan.

 

"Cuando leemos o vemos una película dentro de un vehículo en marcha, nuestro sistema visual se concentra en un punto. Mientras que el sistema propioceptivo nos indica que estamos sentados inmóviles dentro del vehículo, el vestibular nos avisa de que nos encontramos en movimiento", prosiguen. 

 

 

Así, "a nuestro cerebro llegan informaciones contradictorias a través de estos tres sistemas", puntualizan.

 

También "puede haber conflicto cuando vemos por la ventanilla pasar objetos a gran velocidad, ya que, al verse borrosos, el cerebro no logra interpretar esa información. Esto también ayuda a marearnos”, añaden.

 

Sentarse en el asiento delantero, donde se goza de un campo visual mucho más amplio y puede observar el horizonte lejano moviéndose lentamente a través del parabrisas, resuelve el conflicto entre los sistemas visual y el vestibular, porque el cerebro recibe información similar de la dirección y la velocidad del movimiento a través de los oídos y los ojos, señalan.

 

Otra solución para este fenómeno consiste en mantener la cabeza apoyada y lo más recta posible para no alterar todavía más el sistema vestibular, "aunque la mejor opción es detener el vehículo de vez en cuando y dar un pequeño paseo para reestablecer el equilibrio entre los sistemas", concluyen.

 

Evitar el uso de dispositivos electrónicos, la lectura y moverse mucho durante el viaje, intentar fijar la mirada en un punto fijo externo (el horizonte), hacer paradas periódicas para tomar agua y respirar aire fresco del exterior, y procurar que la última comida antes de viajar no sea copiosa, son otras medidas recomendadas por ORL-IOM para evitar o aliviar el mareo. 

 

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El mareo según el transporte

"El mareo del viajero se debe a una discrepancia entre los sentidos involucrados en nuestra orientación espacial" pero "hay ligeras diferencias entre medios de transporte respecto a cómo y cuanto nos mareamos", explican Pérez y Rivas.

 

Señalan que en el tren es más difícil marearse que en el coche, ya que los giros suelen ser menos bruscos. Por su parte, en el avión hay menos posibilidades de mareo, porque suele girar poco, aunque la presión del aire puede afectar el sistema vestibular en algunas personas, contribuyendo a que se mareen.

 

Durante la navegación, la cinetosis se produce la mayoría de las veces cuando estamos dentro del barco, ya que el sistema vestibular indica que nos estamos moviendo, mientra que el sistema visual no lo hace, produciéndose el mareo, señalan. 

 

 

Añaden que además "cuando fijamos la vista en el mar, las olas se mueven de forma contradictoria a nuestro propio movimiento, de modo que esta discrepancia puede generar mareo" siendo “mejor estar en cubierta y mirar el horizonte, idealmente en el centro del barco, donde se produce menos movimiento".

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