Ariana Lyma Young: Sonriendo en medio del cáncer de mama

 

 

Aunque suene fácil, a veces las circunstancias pueden volverse difíciles, pero no imposibles. Vivir con optimismo en medio de un diagnóstico de cáncer es algo factible.

 

 

Un claro ejemplo de ello es la panameña Ariana Lyma Young, quien pese a ser una paciente que aún enfrenta esta enfermedad, no ha perdido su  sonrisa y las buenas vibras que siempre la han caracterizado.

 

 

Lyma Young, madre de dos niñas, arquitecta, política, locutora, atleta y guerrera de corazón, hoy se mantiene luchando contra un diagnóstico de metástasis, luego de estar libre de un carcinoma metaplásico grado 3.

 

 

 

 

 

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Su primera batalla se inició el 28 de diciembre de 2015. En aquel entonces tenía 32 años, una bebé recién nacida y muchos planes por ejecutar.

 

 

El miedo y la incertidumbre se apoderaron de ella, pero no por mucho tiempo, pues Ariana es “una mujer valiente”, así lo considera, y gracias a eso pudo superar la enfermedad. Además, contó con grandes pilares que aún la sostienen, no importa lo que pase: sus hijas y sus padres.

 

 

“Cuando me dieron el diagnóstico me había convertido en madre por segunda vez. Ser mamá es, para muchas, una de las cosas más importantes en la vida, por eso enfoqué todas mis fuerzas y energías en salir de la enfermedad por mis hijas, quienes son mi más grande inspiración. Pensaba: ‘tengo cosas que hacer con ellas. No me puedo dejar decaer’”, expresa.

 

 

También la motivaba reflexionar sobre sus  papás, a quienes agradece por todo el apoyo que le han brindado durante el tiempo de su primer  diagnóstico y el segundo en curso.

 

 

 

En marzo de 2021 recibió la noticia de que “el bicho” (como le llama al cáncer) había regresado a su sistema como metástasis en columna. Luego se fue distribuyendo a otras partes del cuerpo.

 

 

“El resultado del segundo examen me dejó en ‘shock’ porque todo era muy diferente a la primera vez. Incluso pensé que todo sería igual que en aquel entonces, pero no fue, ni ha sido así”, explica.

 

 

“Mi mente rechazaba el resultado, no lo podía creer, pensaba: ‘nuevamente todo está pasando’. Recibir la noticia fue doloroso.  Aunque sinceramente yo nunca pienso en la muerte, mi mente está en el ahora, siempre en el presente”, dice.

 

 

 

 

 

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Puede que los diagnósticos no hayan sido iguales, pero la manera en la que Ariana enfrenta la enfermedad no ha cambiado. El positivismo ha sido su mejor arma en estas situaciones complejas.

 

 

“Toda la vida he sido así. Con el pasar de los años he desarrollado la facultad de ver lo positivo y negativo de la vida, ahora no tiene por qué ser diferente. No voy a mentir, hay días en los que me siento muy mal, días en los que lloro, en los que estoy triste; pero acepto mi sentimiento y luego lo dejo ir. No me puedo quedar sintiendo tristeza, pues cada minuto que se me otorga en esta vida tengo que disfrutarlo. La vida es una y no hay que perder tiempo”, señala.

 

 

Sus redes sociales también se han convertido en una especie de diario. Ahí comparte información sobre su avance, pero también mensajes de prevención y motivación para quienes estén recorriendo su mismo camino.

 

El ser paciente de esta dura enfermedad no ha hecho que Ari pierda su feminidad. Ella ha sabido cómo mantener su estilo en medio de un tratamiento que, aunque es arrollador muchas veces, no logra al 100% apagar la diva que lleva adentro. 

 

 

“El maquillaje, arreglarse el cabello, la ropa casual, los vestidos le suben el ánimo a las mujeres y, bueno, ¡a mí mucho! No fue fácil para mí perder mi cabello, siempre me lo estaba arreglando, pero ahora enfrento otra realidad. Uno también aprende a ser feliz así y a quererse como está, porque en esta vida todo tiene solución. ¿No tienes cejas, pestañas o cabello? ¡Te pintas las cejas, te pones pestañas falsas y peluca!  Nunca hay que detenerse”, cierra.