Una panameña en París

Jue, 07/07/2016 - 12:53
La idea de estar días en parís puede sonar ‘très chic’, pero trabajar en la Eurocopa es todo menos eso.

La idea de pasar cinco semanas en París a cualquiera le puede parecer glamuroso y “très chic”, pero cuando supe que tendría que venir a trabajar a la capital francesa para la Euro 2016, también supe que sería todo menos eso. No, no ando con mis labios color “rouge” todo el día, no estoy tomando chardonnay ni comiendo “escargot” ni mucho menos paseando bien casual por los Champs-Élysées.

Estoy todos los días en una oficina en el Centro de Transmisión Internacional (IBC) en el XV distrito de París, rodeada de personas de todas partes del mundo, pero sobre todo Europa. A mi izquierda, los amigos amables de la RAI de Italia que siempre me dan un “buongiorno principessa”; a la izquierda, los amigos de RTV de Eslovaquia que no hablan mucho, por no decir que son mudos, pero sí les gusta golpear la pared. Y enfrente, los amigos de la BBC de Inglaterra que, al igual que yo, se quejan mucho de la comida.

Mis días consisten en estar aquí en el IBC y de vez en cuando ir a un estadio. Y si les soy sincera, no me molesta mantener mis movimientos en las mismas áreas. París vive una situación complicada en estos momentos, entre manifestaciones masivas que poco se ven en los medios internacionales y la amenaza constante de ataques terroristas, el ambiente en París no es el de antes, aunque se trate de vivir un ambiente de celebración y pasión como solo el fútbol puede lograr. Lo cierto es que los eternos chequeos de seguridad y policías altamente armados no nos permiten olvidar la realidad.

Estar cinco semanas fuera de mi casa no era una idea alentadora. Cuando no conozco mi entorno, me pongo ansiosa. Pero poco a poco ya me he ido familiarizando con mi vecindad parisina y cómo funciona el día a día de acá. Tengo mi supermercado, salón de belleza, frutería, iglesia para ir a misa, banco, y panadería. Todo cerquita de mi apartamentito (énfasis en ito, de chiquititito) y oficina. Y bien alejado de los lugares icónicos de París. Pero está bien porque estoy adentrada como todo un local, aunque solo sé decir “bonjour”, “au revoir” y “oui”. Pero lo sé decir superbién y la gente me cree. 

He disfrutado esta experiencia que ya casi termina. Porque dentro de todo lo malo, feo y aterrador, siempre hay que rescatar lo bueno y las bendiciones, y si buscamos bien, siempre habrá de esas. ¡Otro sueño cumplido, mucho aprendido y personas conocidas! Y otro reto superado. Recuerden que soy mujer de retos, si me da miedo, lo tengo que hacer. 

Hace un año y medio me leí el libro “How to be parissiene wherever you are” (Como ser parisina donde sea que te encuentres) en mi preparación mental para este viaje, por acoplarme y mezclarme con la gente. Pero al final he sido simplemente una panameña en París, he usado todos mis panameñismos que no son para nada très chic y eso me ha parecido bastante “pritty”. He visto el asombro de la gente cuando me pongo mi camiseta de la selección de Panamá  o cuando leen en mi acreditación que soy de Panamá. ¡Nadie entiende qué hace una panameña en la Euro, ombe! Ellos no saben que estamos en todos lados…   

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