Después de un robo

Mié, 11/25/2015 - 20:07
El estrés posasalto, un silencioso síndrome que padecen quienes presencian o sufren un hurto. Conoce este fenómeno.
 En el pasado mes de agosto, han ocurrido robos en restaurantes de los corregimientos de San Francisco y Bella Vista, en el sector comercial y bancario de la ciudad capital. Los mismos se venían registrando desde febrero pasado, aunque aumentaron considerablemente en agosto, cuando se  registraron 11.  Una  de las medidas tomadas  fue implementar una alarma silenciosa en los comercios que diera aviso a las autoridades más cercanas cuando se presentara una situación de peligro. 
 
Algunas personas, después de enfrentar situaciones que ponen en peligro su vida,  como las descritas anteriormente, sufren de  estrés posasalto.    Estas personas sentirán una amenaza profunda a su bienestar o incluso a su vida por haber estado expuestos en directo a un suceso que envuelve amenaza real, potencial de muerte o grave daño u otras amenazas a la integridad física personal, o ser testigo de un suceso que envuelve muerte, daño o amenaza a la integridad física de otra persona, o enterarse de la muerte no esperada o violenta, daño serio o amenaza de muerte o daño experimentado por un miembro de la familia u otra relación cercana.
 
Según la psicóloga María Mercedes de Gessen,  por lo general, las víctimas se reponen rápidamente. En algunos casos, cuando el miedo ha sido intenso o se presentan estados de pánico, se produce un estado de angustia. En estos casos se reducen los niveles de ansiedad con algún ansiolítico o tranquilizante menor.
 
Síntomas
  • Pesadillas. Pueden aparecer repentinamente las imágenes del suceso angustiante. 
  • Reacciones físicas y emocionales desproporcionadas ante acontecimientos parecidos a la situación traumática 
  • Insomnio e hipervigilancia  
  • Problemas para poder encontrar la concentración.  
  • Pánico constante a ser asaltado o ser perseguido. 
  • Miedo a andar solo (a) 
  • Angustia

Casos

 “Esa persona se lleva tu seguridad, ahora salgo y soy más precavida y evito estar hasta altas horas de la noche. Si salgo y agarro un taxi, me fijo en el número de la placa, y llamo a mi mamá y se lo digo”, nos comentó Camila, que tiene 30 años y hace algunos meses fue víctima de un robo en la calle. Su caso fue distinto a lo que han vivido en los últimos meses los panameños, ya que estaba haciendo sus compras y cuando ya estaba por irse a su casa, un hombre se acercó a ella con un arma y le dijo que le diera todo. Como se encontraba en un área con bastantes personas llegó a pensar que se trataba de una broma, hasta que el hombre le apuntó con el arma en la cabeza. En ese momento se puso fría y solo le dio su cartera.
 
Marlene es una chica que tiene 20 años y acostumbra a ir a hacer mandados los fines de semana, a pagar las cuentas de sus papás, etc. Un día, por estar viendo el celular y descuidarse, dejó las puertas del carro abiertas y cuando menos lo esperó un hombre se montó y le exigió manejar hasta un punto y que se bajara y que le dejara el auto.
 
Camila nos comentó que desde que le sucedió aquel incidente consiguió un “spray” de pimienta y una pistola de electrochoque (“taser”), siempre carga estos dos accesorios de seguridad en su cartera. Pero ha quedado pendiente de tomar clases de karate o jiu-jitsu para saber cómo defenderse mejor si le volviera a pasar una situación así. En cuanto a su recuperación, ella estuvo una semana sin ir a su trabajo, ya que  le costaba confiar de nuevo en las personas y en quienes están en la calle.
 
Son situaciones que no se pueden evitar, pero sí prever. Y tener cuidado de poner en riesgo la vida humana, porque son instantes en que quienes están robando están más nerviosos que sus víctimas.  
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