#Ni una más

Mié, 08/26/2015 - 20:05

Y fueron... hasta que... él le puso un puño encima, hasta que la  humilló,  la amenazó con quitarle los hijos,  dejarla sin hogar, hasta que le prohibió trabajar, las amistades —hasta que le quitó el  derecho a vivir—.
La violencia contra la mujer es como un gran tsunami que llega, golpea y arrastra dejando secuelas en quien es víctima y en quienes están a su alrededor: los hijos, en muchos casos. En fin: repercute en todas las escalas de nuestra sociedad.
  Historias de violencia contra la mujer siempre han ocurrido, la propia artista Frida Kahlo lo plasmó en  1935  en su obra llamada: Unos Cuantos Piquetitos. Frida  basó  el cuadro en una historia que leyó en el periódico que decía: Un hombre asesinó a su esposa en una ataque de rabia, mientras estaba  borracho. La apuñaló varias veces después de descubrir su infidelidad. Ante el  juez, aquel hombre dijo: "Pero todo lo que hice fue darle un par de piquetitos pequeños”.

 

 

En Panamá, de 2009 a 2013 se registraron 317 muertes violentas de mujeres; de ese total, 204 fueron femicidios. Dentro este periodo, 350 personas quedaron sin mamá, la mayoría de ellas, menores de edad. Mientras, hasta julio de  2015, 22 mujeres habían sido víctimas de femicidio, 12 de tentativa y otras 13 murieron por otras causas de violencia, informó el Observatorio  Panameño contra la Violencia de Género.  

Los  episodios de violencia continúan, como es el caso de Mariana, quien tiene 29 años, es mamá soltera, tiene dos hijos y prefirió contarnos su historia  mediante e-mail, puesto que el tema es sensitivo. Sus primeras líneas fueron: “Los primeros tres meses, como todo comienzo, fueron muy lindos. Él, en esos meses, me dio mucha  comprensión con las complicaciones de ser madre, tenía paciencia, aceptaba y respetaba todo lo referente a mi hija”. Sin embargo,  al  poco tiempo las cosas se complicaron al no saber él  cómo sobrellevar el hecho de que Mariana  mantuviera contacto con el padre  de su primera hija.   Así y por otras razones empezaron  los celos y las peleas.

Recuerdo la primera vez,  la pelea fue tan fuerte que golpeó el retrovisor del auto haciendo que este me golpeara a mí”, y añade: “Luego de eso, las peleas se tornaron cada vez más fuertes y físicas. Al punto que llegó a golpearme, tirarme de la cama, estrellarme contra el piso y las paredes. Usualmente, cuando se ponía agresivo, era porque había estado bebiendo”. En el  relato, Mariana mencionó que, incluso, estando embarazada la empujó. Fue la primera vez que lo denuncié, fui tres veces a la corregiduría a sacarle boleta de alejamiento. Solo una vez terminé el proceso, lo cual no le gustó. Desde la primera vez que llegó a tocarme, traté de acabar la relación. Pero él insistía en que ya no lo iba a hacer, prácticamente me perseguía, llamaba muchas veces, se disculpaba. Aunque las agresiones no eran todos los días, cuando ocurrían, el mundo se me venía encima por pensar que cambiaría”.

La violencia contra las mujeres  es universal, no condiciona  color de piel,  edad ni el  estatus socioeconómico. La Organización Mundial para la Salud (OMS) indicó  que el 35% de las mujeres en el mundo han sufrido violencia de pareja o violencia sexual por terceros en algún momento de su vida. Y que un 38% de los asesinatos de mujeres que se producen en el mundo son cometidos por su pareja.   

En Panamá, existe un alto índice de violencia doméstica, algunos casos han terminado en femicidio, a pesar de las boletas de protección. No obstante, muchas mujeres no lo denuncian.  Entre las razones, el experto en violencia de género Miguel Lorente señaló, en una entrevista para el sitio Linkterna: “La idea de que la conducta violenta es normal en los hombres hace que no se perciba el verdadero riesgo”, y agregó que ninguna víctima de violencia se siente avergonzada de haber sido robada o atracada a diferencia de quien ha tenido un episodio de maltrato por su pareja.  Además, porque existe desconocimiento de sus derechos, incluso, por falta de confianza en el sistema, y porque para algunas las frases “no lo volveré hacer más” o “cambiaré” es creíble.

Y han sido precisamente estas frases las  que han llevado a la creación del libro No te mueras por mí”, de la ONG peruana Vida Mujer (se pude ver en internet), que recopiló un conjunto de cartas y mensajes de amor, escritos por hombres, en los que detrás de cada línea hay una mujer golpeada. Con esta  iniciativa, la ONG busca generar conciencia acerca de la gravedad de la violencia  y convencer a las mujeres de que corten el vínculo.
Entre los testimonios,  la carta que envió la pareja de  Raquel, se puede leer: “Mi amor, la cagué feo, mi vida. Te mentí y no me puse a pensar en lo que podía pasar; mi amor, no quiero que nuestra confianza se malogre, es lo más lindo que tenemos...”. Al final concluye: “Te amo demasiado, mi vida. Perdóname”. Pasaron cinco semanas para que Raquel recibiera la última golpiza que terminó con su vida.


 

¿Por qué las mujeres?

Vivimos en una sociedad estructurada bajo un sistema  patriarcal y machista, en la que los hombres ejercen el control y el poder. En la que el hombre  es quien manda y pone las reglas”, explicó Chevy Solís, psicóloga y presidenta del movimiento  Espacio de Encuentro de Mujeres. Así también concordó la estudiante en leyes, activista y artista Aniela Herrera, quien mencionó que todavía hay mujeres que tienen la creencia de que el hombre es la cabeza del hogar, y añadió que la confusión social del género entre lo masculino y lo femenino, que enseña al hombre a no expresar, a no llorar, y a la mujer a impresionar, termina ocasionando una sociedad violenta. “Vas a la escuela y te dicen que las niñas se sientan así y que los niños no pueden llorar porque son ‘gays’, entonces hacen que esos niños, no se expresen, no digan lo que sienten, y pegan. Desde un enfoque de género, ambos son víctimas de violencia, pero uno tiene más poder que otro porque se lo han permitido”.

Signos invisibles

Cada vez que ella  le hablaba, el marido le  subía el volumen de la televisión”. Esto es una muestra de lo que viven muchas féminas en el hogar. Es una manifestación de lo que se llama violencia invisible,  explicó Solís, e  hizo énfasis  que se suele pensar que la casa es el lugar más seguro, y es mentira: es el lugar más inseguro.  Según la experta, cinco de cada cinco mujeres tres, están pasando o han tenido un episodio violento.

Lo cierto es que  violencia no es  solo aquello que  se ve (los golpes) o que es únicamente lo que publican las noticias,   ya que según conversó la experta, hay otras  situaciones que no se identifican y que son muy comunes, por ejemplo: que te digan, “no me gusta tu ropa”,no quiero que vayas allá” o “¡qué gorda estás!”. Otras son  que te revisen  el celular, que te impida salir, que te humille  en público o en privado, que te desautorize en  frente de los hijos; así también, que accedas a tener relaciones íntimas sin deseo alguno, solo por quitártelo de encima.

‘Nada justifica la  violencia contra una mujer’ 

¿Se manejan los problemas de pareja solo entre ellos? Para la mayoría, sí. He aquí una justificación. Pero otra realidad es que aún hay mujeres que  avalan ser golpeadas.  Respecto a esto, Chevy nos  dijo  que ha tenido casos que al mencionar que nada justifica los golpes, ha tenido respuestas como: “sí, que los  frijoles queden salados” o “si me salgo sin pedirle permiso” (esto pasó en Darién). Sin embargo, en  áreas metropolitanas hay chicas que le piden permiso a su pareja para salir.   

En la segunda parte del libro “No te mueras por mí”, queda registrado lo que sucedió después con aquellas cartas; muchas de las mujeres que perdonaron perdieron la vida y otras quedaron con secuelas. Pero ¿por qué muchas perdonan a quien les pega? Lo primero que  nos dijo  Solís  es  que existe el mito popular de que es “algo mental —pero no es cierto— porque él no le pega ni a los amigos ni al jefe, le pega a la mujer”. Como segundo punto: una mujer constantemente golpeada se encuentra desvalorizada y   en el fondo cree que nadie más la va querer.

 Además,  el maltratador fundamenta sus actos,  los minimiza: “solo te empujé, no te pegue”, o los justifica: “es que tuve un mal día en la oficina”.    La culpabilidad es otro factor  común entre las víctimas de la violencia machista, así expresó Miguel Lorente,  quien acentuó que se vive en una cultura que  dice que a las “mujeres buenas” no les pasa nada. Y si les pasa, es porque han hecho algo mal.  

 

El arte, un alivio

El escalón más alto  de la violencia contra las mujeres  es el femicidio, que son los crímenes contra mujeres por ser mujeres.  Elina Chauvet es la autora de la instalación pública “Zapatos Rojos”, proyecto iniciado en  2009, el cual produjo después de que perdió a su hermana a causa de su cuñado. Elina encontró como medio catalizador sus pinturas y luego  sus “Zapatos Rojos”, a través de los cuales ha  visibilizado las presencias ya extinguidas por la violencia patriarcal en México.

En Panamá, algunos pares de zapatos fueron colocados en el área de la Lotería Nacional en los piquetes para  exigir la Ley 82, el efecto: “muchas personas se acercaban, lo leían y se mostraba sensibles y decían sí, es cierto” —se puede ver en   el video en YouTube, Exigiendo una Vida Libre de Violencia—.          
*Pantera, No Princesa, es lo que se lee en el mural ubicado al frente del Mercado de Mariscos.  Marta Noemí Noriega, quien es la autora, cuenta que todo nace un día mientras caminaba  por la Central al  escuchar a una niña de 8 años decirle a la mamá que no quería un disfraz de princesa, sino de un dragón. “Cuando trabajé como maestra con niños del Casco, me di cuenta de que existía mucho menosprecio por no ser como los personajes de la televisión, entonces para mí es más valioso que los niños y las niñas se sientan identificados”.      

Así también, La Jaxx, inició con el concepto de los Mandamientos al trabajar en San Felipe, observando lo que pasaba alrededor con las mujeres y las niñas, el abuso, los embarazos, las drogas, golpes, “me pareció que esos Mandamientos los tenía que leer todo el mundo: mujeres y  hombres”, expresó.    
Para  Solís, hay que cambiar las estrategias al trabajar el tema de violencia contra las mujeres,  por esto el arte es un buen medio de sanación, ya que muchas no quieren ir al psicólogo por tener que remover aquello que duele.  La psicóloga estará trabajando con hombres en un taller con arcilla llamado “Mis manos son para crear, no para golpear”, puesto que el tema  es integral.  

Últimas recomendaciones

  • Si tienes una amiga o familiar que esté pasando por esta situación, no la abandones. Muchas féminas que son violentadas se encuentran solas, puesto que la pareja les anula sus relaciones sociales.
  • No la presiones  ni le llames “tonta”, “te gustan que te peguen”. Es mejor decirle  “cuando quieras salir, aquí estaré”.
  • Si estás siendo víctima, es necesario que lo denuncies. Comunicarlo con tus familiares,  y lo más importante: creerle siempre a la persona que te amenaza de muerte,  dijo la abogada Deika Nieto.
     

 

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