Autoerotismo femenino: guía para masturbarte

Sáb, 10/10/2020 - 09:00
Si nunca te has auto explorado necesitarás acostumbrarte a tu propio tacto, y esto lo logras acariciándote como si lo estuviera haciendo otra persona, concentrándote en ti misma y en tu imaginación erótica

Quizás para muchas mujeres sea más fácil esforzarse por complacer a otras personas que a sí mismas; pues el comportamiento abnegado y complaciente femenino ha sido reforzado a través de los años de generación en generación, en diferentes culturas.

 

El tema es que, enfocadas en complacer, muchas veces nos olvidamos de nosotras mismas y esto no escapa al ámbito sexual. Empieza por preguntarte: ¿cuándo fue la última vez que me toqué? Por supuesto nos referimos a darte tú misma una caricia excitante recorriendo todo tu propio cuerpo.

 

En primera instancia, es importante que establezcas una conexión táctil, es decir, que aprendas a disfrutar las sensaciones que se derivan de acariciarse el cuerpo suavemente, por el simple placer de hacerlo; ya que para explorar el cuerpo no es necesario enfocarse en una única meta de excitarse sexualmente. La experiencia va mucho más allá y, por supuesto, si en el recorrido te excitas, de igual manera lo disfrutarás.

 

Vale añadir que para este recorrido necesitarás ubicarte en una habitación en la que no tengas ningún tipo de distracciones, música que te relaje, aceite para masajes, gel lubricante vaginal con base en agua, si deseas velas son bienvenidas, al igual que todo lo que te estimule y ayude a relajarte.

 

Cómo hacerlo

Estando acostada procede a cerrar los ojos. Al respecto, debemos decirte que si nunca te has masturbado necesitarás acostumbrarte a tu propio tacto y esto lo logras acariciándote como si lo estuviera haciendo otra persona, concentrándote en ti misma y en tu imaginación erótica.

 

Empieza por tu cabello, la frente, los párpados, las mejillas, la boca. Frota un poco de aceite en tus manos y continúa por el cuello, los hombros, brazos, el pecho, los senos, los pezones y ve descendiendo por el abdomen, el ombligo, las caderas, la ingle, los muslos, los glúteos, las rodillas, la parte de atrás de las rodillas, las pantorrillas, los pies y los dedos de los pies.

 

Estas caricias van acompañadas de una correcta respiración, de tal manera que el cuerpo se relaje mucho más y se aumente la sensación corporal. No hay un límite de tiempo, pero lo ideal es que podamos destinar al menos una hora para este disfrute corporal, en completa intimidad y sin distractores como el celular o el computador, el cual deberá estar apagado o en silencio. Es decir, debemos destinar un tiempo específico y exclusivo para este ejercicio. No hacerlo en medio de un compromiso o de una reunión.

 

Cuando estés totalmente relajada, acaricia tu Monte de Venus con una o con las dos manos, todo el tiempo que desees. Llegada a este punto,  abre lentamente las piernas, unta un poco de gel lubricante vaginal en tus manos o dedos y suavemente acaricia la punta del clítoris, presiónalo un poco hacia atrás y siéntelo como se desliza entre tus dedos nuevamente hacia adelante.

 

Acaricia tus labios mayores y ábrelos, siente la textura de la piel en esa zona y observa que al compararla con la textura de los labios menores la piel de estos últimos es mucho más tersa y delicada. Introduce uno o dos dedos en tu orificio vaginal y muévelo como desees. Acaricia nuevamente tu clítoris de arriba abajo y viceversa sin poner mucha presión para evitar que te duela. Puedes darle jaloncitos y pequeños golpecitos con la punta del dedo. También puedes mover los dedos en círculos con la velocidad que desees.

 

A estas alturas, aun podrás observar dos cosas:

  1. A veces las caricias no se perciben igual dependiendo de cual mano o dedos uses.
  2. Si tensas las piernas y levantas un poco la cadera sentirás más placer, incluso puedes llegar al orgasmo.

 

Si quieres añadir más emoción a tu experiencia amorosa, gime y suspira tan alto de tal manera que puedas grabar tu voz. Esta grabación, que escucharás después, será un recorderis de tu potencial sexual y un excelente estímulo auditivo que te facilitará excitarte cuando vuelvas a masturbarte.

 

Finalmente, podemos decirte que aunque la masturbación femenina está rodeada de tabúes -como casi todo lo concerniente a la sexualidad humana- tu cuerpo te pertenece y eres libre de hacer con él lo que desees, siempre y cuando no atente contra tu integridad física y/o psicológica o la de otras personas. Vivir una sexualidad placentera libre de culpas y vergüenzas es un derecho que todos los seres humanos tenemos, siempre y cuando no vulnere otros derechos, como ya mencionamos.

 

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