Contaminación acústica

Vie, 04/24/2015 - 17:29
El ruido es uno de los contaminantes más nocivos para el ser humano, sin embargo, muchos lo desconocen.

 

Es un día feriado en que las calles están vacías, todo es muy tranquilo, la luz del semáforo acaba de cambiar hace dos segundos y, de pronto, un ‘desesperado’ que al parecer lleva mucha prisa pita despiadadamente, se escucha, “!piiiiiiiiii!”; el sonido retumba en el tímpano y causa hasta enojo, ¿le ha pasado? La ciudad podría ser un monstruo lleno de todo tipo de sonidos ruidosos; en cualquier lugar, día y hora, se puede oír diferentes tipos de bocinas, en las horas picos existe hasta un “código de pitos” —algunos más largos, mientras que otros son cortos, puede ser un medido del estado de ánimo de quien conduce—, alarmas de autos y un constante: “tacatacatacata” — sí, nos referimos al taladro del edificio que se construye en tu calle, y para desgracia de otros, de su casa. El “tacataca” también se puede escuchar en las avenidas, cuando un grupo de trabajadores están arreglando alguna vereda y el listado puede continuar.

Se dice que todo ruido es considerado contaminante o molesto para el oído a toda actividad realizada por las personas, por ejemplo: conducir automóviles, aeronaves, la construcción de obras públicas, los espacios de esparcimiento y la industria. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 1,100 millones de jóvenes de todo el mundo podrían estar en riesgo de sufrir pérdida de audición debido a prácticas auditivas perjudiciales; paralelo a esto, “más de 43 millones de personas de entre 12 y 35 años padecen una pérdida auditiva discapacitante debido a diferentes causas”. Asimismo, informa que de los adolescentes y jóvenes de edades entre los 12 y 35 años de países de ingresos medianos y altos: casi el 50% están expuestos a niveles de ruido perjudiciales, a consecuencia del uso de dispositivos de audio personales, como reproductores de MP3 y teléfonos inteligentes. Y alrededor del 40% están expuestos a niveles de ruido potencialmente nocivos en clubes, discotecas y bares.

En nuestro país se realizó una investigación —a la que se puede acceder gratuitamente en internet— por el departamento de física de la Universidad de Panamá, titulada, “La contaminación acústica en Panamá”, la cual menciona que entre las consecuencias del ruido están: perturba el sueño; dificulta la comunicación; predispone a la violencia; y disminuye la concentración, así mismo, incluye que, acorde a investigaciones de la Comunidad Económica Europea, “el ruido produce pérdidas de al menos 0.1% del producto interno bruto de sus países”, lo que para Panamá representa por lo menos pérdidas de 6 millones de dólares al año. Conforme a entrevistas realizadas a ciudadanos en la calle, la investigación sobre contaminación acústica publica reveló que los ruidos que principalmente causan molestias a la población por orden de relevancia son: en primer lugar, los automóviles y camiones; después la TV y equipo de sonido de vecinos; en tercer lugar la reparación de calles; alarmas contra robos, cantinas y bares, construcción de viviendas y edificios, vendedores ambulantes y otros ruidos. Así también, las personas mayores de 65 años, con estudios secundarios o universitarios, son a las que más les molesta el tráfico vehicular.

 

¿Cuándo es nocivo?

Puede ser complicado entender sobre los niveles del sonido para el oído, sin embargo, la campaña It´s a noisy Planet, creada con el fin de crear consciencia en los padres e hijos, explica de manera sencilla el tema, indicando que el sonido se mide en unidades denominadas decibeles o decibelios. “Los decibeles se comienzan a medir en cero, que corresponde a casi un silencio total y es el sonido más débil que nuestros oídos pueden notar”. Para tener una mejor idea: un susurro mide 30 decibeles y una conversación normal mide 40 decibeles. En decibeles, un incremento de 10 significa que el sonido es 10 veces más intenso o potente. Esto es dos veces más fuerte para el oído. Ejemplos de sonidos son: El sonido de la sirena de una ambulancia mide 120 decibeles, lo que es casi 1 trillón (el 1 seguido de 18 ceros) de veces más intenso que el sonido más débil que los oídos pueden escuchar.

  • La aglomeración de gente y lavaplatos tiene 50/60 dBA.
  • Concierto, 110 dBA.
  • Tráfico, 90 dBA.
  • Los sonidos que llegan a los 120 decibeles causan dolor de oídos cuando estamos muy cerca de ellos. La OMS recomienda 55 dB al aire libre.

Como consejo, Lady Ramírez, fonoaudióloga de la Universidad Manuela Beltrán, indicó en un programa “online” de Mañanas Blu 10 que lo ideal es que el volumen no exceda más de 60 decibeles y que al escuchar “música o usar audífonos se debe poner a un volumen en que se pueda oír y hablar con las demás personas sin necesidad de quitárselos. Por otro lado, el doctor otorrinolaringólogo Mario Grenald Ríos menciona que el daño por exceso de ruido “se manifestará con sordera progresiva; “puede que parezca extraño, pero en algunos casos puede producirse algo llamado tinnitus, que es un zumbido en el oído de manera constante, que con ausencia de algún estímulo; para ser más claros, ausencia de algo que produzca el zumbido” y añade, “frecuentemente se atiende a personas con ‘trauma acústico’, que es una lesión a los mecanismos auditivos en el oído interno, debido a un ruido muy fuerte, y que puede incluir muerte de centenares de células encargadas de los mecanismos de audición; estas células no pueden ser reparadas ni regeneradas. Como resultado de este daño, se producirá sordera. +

Además de perder la audición, lo cual no se recupera, existen otras consecuencias como:

  • Diversos malestares
  • Estrés
  • Trastorno del sueño
  • Pérdida de atención
  • Baja productividad

Con niveles de ruido altos, la tendencia natural de la gente hacia la ayuda mutua disminuye o desaparece, reapareciendo en el momento en que se suprime la presión sonora. Los niños, cuyos colegios lindan con zonas ruidosas (industrias, aeropuertos, carreteras con mucho tráfico...), aprenden a leer más tarde, presentan mayor agresividad, fatiga, agitación, peleas y riñas frecuentes, mayor tendencia al aislamiento y cierta dificultad de relación con los demás. El CSIC afirma al respecto que la contaminación acústica conlleva efectos negativos en las generaciones futuras, como deterioro del aprendizaje y del desarrollo humano.

¡Protege tu audición!

Debido a los ya mencionados efectos del exceso de ruido, existen ciertos consejos a poner en práctica. El doctor Grenald aconseja utilizar protectores auditivos u orejeras para prevenir el daño auditivo a raíz de equipos ruidosos. “Sea consciente de los riesgos para su audición de actividades tales como disparar armas de fuego, usar sierras de cadena o conducir motocicletas o vehículos motorizados para la nieve”.

  • No escuche música a volumen alto durante periodos prolongados.
  • La OMS aconseja limitar el tiempo que dedica a actividades ruidosas. La duración de la exposición al ruido es uno de los principales factores que contribuyen al nivel total de energía acústica. Existen formas de minimizar la duración.
  • Hacer breves descansos auditivos cuando se vaya a un club nocturno, discoteca, bar, pub, evento deportivo u otro lugar ruidoso.

Los puntos más ruidosos en el centro

En la urbe capital, acorde el libro del Dr. Eduardo Flores, de la Universidad de Panamá, los lugares más ruidosos (donde se concentra la mayor cantidad de escuelas, centros de estudios superiores e iglesias) son: la parada de la Caja de Seguro Social, la parada de la Universidad de Panamá y el parque ubicado frente a la Asamblea Nacional, “lugares que, al mediodía, pueden alcanzar 90 decibeles, niveles que causan dolor en el oído”.

Ruido excesivo y autoridades

Los sitios donde se puede acudir para poner quejas son:

  • La corregiduría de policía del corregimiento. Se recomienda entregar evidencia como videos con audio, mediciones de ruido o testigos.
  • Se puede llamar a la línea gratuita 800-6969 del Ministerio de la Autoridad del Ambiente o en sus oficinas o la línea de denuncias de la Alcaldía de Panamá al 204-1100.
  • El Decreto Ejecutivo N° 306 del 4 de septiembre de 2002: Reglamento para el Control de los Ruidos en Espacios Públicos, Áreas Residenciales o de Habitación, así como en Ambientes Laborales. Modificado por el Decreto Ejecutivo Nº 1 del 15 de enero de 2004, indica que el horario de 6:00 a.m. a 9:59 p.m. se permite un nivel sonoro máximo de 60 dBA, mientras que para las horas de 10:00 p.m. a 5:59 a.m., el nivel sonoro máximo de 50 dBA.
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