Siete tipos de mamás según las diosas griegas

Jue, 11/08/2018 - 10:00
Una tipología psicológica femenina basada en la mitología griega
Ilustración: Josefina Schargorodsky

Ilustración: Josefina Schargorodsky

Por: Carolina Proaño

El primero en hablar de arquetipos en psicología fue el psicoanalista Carl Jung, quien los definía como patrones de existencia o esquemas básicos de conducta internos, innatos y latentes, que se hallan arraigados en el inconsciente colectivo. Siguiendo a Jung, la doctora Jean Shinoda (doctora en medicina, profesora de Psiquiatría en la Universidad de California y miembro de la Asociación Psiquiátrica Americana) planteó en su libro Las Diosas de Cada Mujer, una tipología psicológica femenina basada en la mitología griega, ya que esta narra las historias arquetípicas y evoca sentimientos e imágenes que integran que se repiten en la historia humana.

Interesada en este enfoque, la psicóloga clínica especializada en psicología junguiana, Marvi Méndez, desarrolló una serie de talleres, encuentros dirigidos a mujeres, en varios países de Latinoamérica y en Alemania para enseñarles a identificar a las siete diosas en sus vidas, con el objetivo de que adquieran la capacidad de utilizar la entidad más adecuada en cada situación y conseguir armonizar a las diosas, “que no son más que partes de sí misma”, asegura, para mejorar su relación interior y con su entorno.

 

Porque, Méndez advierte, “ nadie tiene una sola diosa todo el tiempo. No hay una sola manera de ser mujer ni de ser femenina. Y por lo tanto, tampoco hay una sola forma de ser mamá”.

Démeter: supermamá

Es el arquetipo de la madre por excelencia. Representa el instinto maternal que se realiza a través del embarazo o mediante suministro de alimento físico, psicológico o espiritual a los demás. Las madres Démeter expresan su necesidad de cuidar a los otros desde pequeñas con los hermanitos, los vecinos y hasta con sus propios padres. Al crecer desempeñan profesiones de ayuda y normalmente desarrollan relaciones en la que puedan nutrir a otros. Se trata de un arquetipo primitivo y avasallador, importante, capaz de traer problemas de pareja, porque el marido puede quedar excluido o infantilizado.

Pero al mismo tiempo es uno de los arquetipos más respetados socialmente. Por eso, las mujeres Démeter sienten en la maternidad una manera de ser validadas y reconocidas, de ser escuchadas. “En la cultura latina  -explica Méndez- las mujeres somos constantemente bombardeadas con imágenes que corresponden a la diosa Démeter y que se han traducido a las tradiciones judeocristianas: la entrega, el sacrificio en una relación simbiótica madre-hijo/a, que a veces excluye al padre, quien pasa a cumplir un papel secundario. Me entrego por una causa divina y yo sé que vine aquí a sufrir es su eslogan”, explica la psicóloga.

La madre Démeter se quita la comida de la boca y olvida bañarse por estar persiguiendo a los niños para que ellos sí se bañen y coman. Es esa que se siente culpable por salir una tarde con sus amigas, aunque los haya dejado con su marido. “Esa mamá que no puede soltar el control para nada es Démeter y es la que nuestra cultura nos ha inculcado como la única forma de ser mamá”.

Afrodita: el sol y las estrellas

Afrodita, diosa del amor y la belleza, representa el impulso de asegurar la continuación de la especie. A diferencia de Deméter, una mujer Afrodita tiene un bebé a causa de su deseo por un hombre o de su deseo de tener experiencia sexual o romántica. Y tuvo muchos, muchos hijos. Ella los ama a todos, con locura, pero no renuncia a sí misma.

Según Méndez, “estas mamás comparten y se divierten mucho con sus hijos, son super creativas, originales, artísticas y les encanta bailar y reír con ellos, les encanta esa parte espontánea y lúdica. Y para sus hijos es una mamá fascinante”. Afrodita trata a sus hijos sin ser críticas y sin juzgarlos. “Y sí, es encantadora, pero no siempre está disponible, porque Afrodita está enamorada de muchas cosas y de muchas personas. Entonces hay momentos en que no está y los hijos quedan solos y abandonados, pero luego, cuando ella regresa, es como si volviera a salir el sol”.

Los hijos de Afrodita prosperan y desarrollan su individualidad si también hay en ella cualidades de Deméter. Si falta Deméter, será inconstante en su atención y tendrá consecuencias negativas para ellos. Como esta diosa es muy mala para las rutinas, necesita el apoyo de un compañero, alguien de su familia o una nana, que la complemente en ese sentido y la apoye en cosas como hacer loncheras, acordarse de las vacunas y enfrentar los problemas del día a día sin salir huyendo.

Atenea: Nadie lo hace mejor

En la mitología griega, el dios Hefesto eyacula sobre el muslo de Atenea, diosa de la sabiduría y la ciencia. Ella, asqueada, se limpia con un trapo, lo tira al suelo y de la tierra nace lo que para ella es un monstruoso reptil. Este parto accidental representa la visión de las mujeres Atenea sobre la maternidad: mujeres ultra independientes que no necesitan hijos y que si los tienen, ha sido por accidente.

Se trata normalmente de profesionales exitosas y/o exigentes a quienes les parece que sus hijos no están a la altura. Que los llevan a infinidad de cursos y entrenamientos, a veces innecesarios, para reforzar algo que ellas siempre consideran que puede mejorarse, “porque nunca están satisfechas de sus hijos y siempre esperan más”, afirma Méndez.

Atenea mamá personalmente puede sentirse sobreexigida por las necesidades emocionales de su bebé y realmente disfruta a sus hijos cuando ya hablan o comienzan la escuela. Ellos la sienten fría, exigente y condicional al entregar su afecto, aunque por otro lado, es una mamá que estimula el éxito y el logro, siempre tiene un plan y casi siempre “te va a dar buenos consejos, prácticos y racionales”.

Según la psicóloga, esta relación es muy distante “porque quien incubó ese bebé fue ‘la tierra’, entonces si este es el arquetipo predominante como mamá, esta persona va a buscar a alguien que crie por ella: una nana, una abuela, pero ella no se encarga personalmente”.

“Para Atenea mamá es difícil y sufriente la conciliación familia-trabajo y casi nunca está dispuesta a soltar el área laboral, porque el éxito y la realización personal para ella vienen de ahí, no de la maternidad” precisa Méndez.

Artemisa: pajaritos a volar

La diosa de la naturaleza, de la vida al aire libre y de las aventuras. Es una diosa muy independiente que espera lo mismo de sus hijos. No es como las mamás latinas e italianas demeterinas, que los quieren tener chiquitos siempre. Artemisa mamá quiere que crezcan rápido, que sean independientes y se vayan pronto. Puede quererlos muchísimo; pero, como no necesita ser madre para darle sentido a su vida, les ayuda a crecer, en lugar de criarlos dependientes de ella.

A diferencia de Atenea que los quiere a distancia o los deja criar por otra persona o por la guardería, Artemisa normalmente los tiene cerca pero los suelta pronto. Les delega a ellos responsabilidades, a veces muy tempranamente. Ella cuida a sus chiquitos como una osa (el animal que la representa), pero no deja de hacer cosas por ellos: si lo que le gusta es acampar, se los lleva en la mochila si no saben caminar y si es de nadar, a los tres años estarán tirándose clavados en la piscina. Es una mamá que suele ser activa y los incorpora en sus actividades, pero después de cierto tiempo espera que ellos sean autónomos. Un tiempo que es muy corto según la perspectiva latina de Méndez, pero que en los países nórdicos, por ejemplo, asegura que es normal.

Según el enfoque junguiano, “Artemisa como mamá no pide mucha ayuda de su pareja porque ella es demasiado independiente y autosuficiente y espera lo mismo de sus hijos. Ella no se va a detener porque el niño se cayó. Le dirá que se levante y no le dará mucha importancia, pero no porque no le importe, si no porque es parte del aprendizaje”.

Hera: ‘Pregúntale a tu papá”

La diosa del matrimonio tiene hijos porque el marido así lo quiere o porque es lo que el guión de mujer casada y buena esposa, le exige. Puede ser una esposa doméstica o bien social, pero ella se adaptará a lo que el marido necesite. “Tu estatus y tu sentido de vida te lo da el hombre con el que estás. Si él necesita una ama de casa o una esposa trofeo, Hera se va a amoldar a eso, pero no porque le nazca, si no para complacerlo a él”, asegura Méndez.

Suele tener hijos porque va en función del rol de esposa. Pero no tendrá mucho instinto maternal a menos que Deméter sea un arquetipo importante en ella. Si tiene hijos y no puede crear un lazo con ellos, éstos sentirán esta carencia como una falta de amor y algo de abandono emocional. Si Hera tiene que decidir entre su marido y sus hijos, por norma sacrificará los intereses de sus hijos para conservar a su marido. “Si él quiere irse de viaje, ella lo seguirá aunque el bebé tenga dos meses de nacido. Para Hera mamá, los hijos son accesorios, algo más en el checklist. Y muchas veces, incluso se avergüenza de ellos o les guarda resentimiento”.

Otras madres Hera crían a sus hijos con la expectativa que ellas creen que tiene el marido, para conseguir su aprobación. Tienes que hacer tal cosa porque tu papá tal, o tienes que jugar golf para ayudar a tu papá con los negocios, pero no porque ella considere que el niño tenga condiciones, o porque el niño quiera jugar golf.

Una mujer Hera disfruta haciendo de su marido el centro de su vida. Los hijos se dan cuenta de ésto: lo mejor guardarlo para él. Y otras personas también lo notan, ella les deja “en suspenso” hasta que lo consulta con él.

Perséfone: la mamá hija

Representa a la adolescente eterna que no sabe quién es y no es consciente de sus deseos y sus fuerzas, a la que le cuesta empoderarse y quien se deja manipular por los demás. Siempre está a la espera de que alguien o algo las rescate, que alguien más le resuelva y ojalá transforme sus vidas y siempre están intentando agradar a los demás. Es silenciosa, recatada, complaciente, pero dulce y entusiasta.

Su gran intuición, sensibilidad les permite percibir inmediatamente si sus hijos tienen problemas y su acercamiento hacia ellos siempre va a ser, si ellos se lo permiten, precavido y cariñoso, enfatiza la psicología arquetipal.

Pero su relación de madre va a ser siempre horizontal, más “de hermanos”. Para ella misma su madre sí es una “madre real” y ella sólo alguien que está jugando el papel. Sus hijos pueden reaccionar de formas diferentes ante su personalidad: si la de ellos es más fuerte, pueden acabar diciéndole lo que tiene que hacer y en muchas ocasiones se convierten en padres y madres de su progenitora. Si la hija también es Perséfone, se vuelven parecidas y se hacen mutuamente dependientes.

Si las mamás Perséfone tienen hijos seguros de sí mismos pueden sentirse tratadas como víctimas o “desbordadas”. Ella no mostrará “quién es el que manda”, puede que se sienta impotente y no pueda establecer límites. O puede buscar una manera indirecta para cambiar el foco de atención en sus hijos: mimarles para que cambien de humor, distraer su atención o enojarse para que se sientan culpables o avergonzados. Algunos hijos evolucionan positivamente, ya que sus madres son respetuosas con ellos y admiran en ellos el espíritu de independencia que a ellas les falta. También pueden nutrir la imaginación de sus hijos, enseñándoles a valorar su vida interna y espiritual.

Hestia: profesión ‘Ama de Casa’

Cuando este arquetipo domina a una mujer, su identidad no es importante, porque no está atada a las circunstancias externas, ni al reconocimiento, ni al poder. En el matrimonio, encaja en la idea anticuada de “una buena esposa”. La fidelidad de su marido no es importante para ella y sin él no perdería el sentido de su vida o sus metas.

Hestia, que es la diosa más antigua, representa a esas mujeres sabias, a las abuelas que no saben ni prender un celular, pero que conocen los “secretos del universo”, de alguna manera. Hestia goza y se concentra en la experiencia, en sí misma, no en el resultado. Son muy propensas a perder la noción del tiempo porque participan de él, concentradas en lo que hacen.

Con sus hijos, Hestia puede ser algo impersonal y carente de expresión. No tiene grandes ambiciones y no es de mucha utilidad para ayudar a sus hijos en situaciones competitivas. Más bien se alegra cuando se queda sola en casa porque necesita tiempo para ella. Pero a cambio, es una mamá que da amor ofreciendo una casa donde sus hijos y sus seres queridos se reúnan. “Es el centro, el núcleo, el hogar al que todos queremos llegar cuando estamos lejos, cuando necesitamos refugio. Y las mamás Hestia ofrecen un gran espacio para sus hijos sean los mejores dioses y diosas que puedan y quieran llegar a ser”, concluye la licenciada Méndez.

 
 
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