El sueño femenino se toma la alta costura de Schiaparelli

Lun, 01/20/2020 - 15:03
La casa fundada por la italiana Elsa Schiaparelli en 1927, conocida por sus vínculos artísticos con el surrealismo y artistas como Salvador Dalí
Por: María D. Valderrama/EFE

Cinco años después de volver a las pasarelas, la firma Schiaparelli parece haber dado con la clave para regresar al podio de la alta costura gracias al estadounidense Daniel Roseberry, que ha retomado las raíces surrealistas de la casa modernizando los códigos. En su segunda colección para la "maison", presentada este lunes en la primera jornada de la alta costura primavera-verano 2020, Roseberry se decantó por el dualismo de una mujer soñadora durante el día y seductora en la noche.

La sastrería dominó en los estilismos diurnos: un pantalón de pinza y talle alto que arrastra por el suelo con una fluida campana combinado con una chaqueta torera de corte recto; una blusa deshecha y abierta en el pecho por debajo de una americana XL; vestidos hasta los tobillos que se llevan con sandalias planas. De noche, el azul oscuro, el negro y los colores tierra dejan paso a un armario metalizado, con golpes de rosa fucsia o un vibrante naranja. Los volúmenes se exageraron, con faldas abullonadas a modo de miriñaque.

"Quería concentrarme en la sastrería y trabajarla a fondo. Quería que fuera una colección juvenil y sencilla. Aunque hay volumen, podríamos decir que son volúmenes vacíos, como desinflados", explicó Roseberry a la prensa entre bambalinas.

La casa fundada por la italiana Elsa Schiaparelli en 1927, conocida por sus vínculos artísticos con el surrealismo y artistas como Salvador Dalí, echó el cierre en 1954 pero volvió a las pasarelas en 2014 tras un proceso de resurrección del negocio que hasta ahora no había levantado demasiado entusiasmo. Roseberry, de 34 años y natural de Texas, ha logrado en cuestión de meses que en las alfombras rojas se vuelva a hablar de Schiaparelli. 

La última vez en la gala de los Globos de Oro, donde Beyoncé llegó -tarde- luciendo un modelo de falda larga de satén negro con voluminosas mangas en dorado.

Pese a la simplicidad en las líneas, con sedas vaporosas que se envuelven por el cuerpo a modo de vestido drapeado, la línea primavera-verano 2020 fue lujosa e introdujo el surrealismo abrazado por Elsa Schiaparelli, especialmente en los accesorios. Joyas de latón con forma de ojo y perlas insertadas, candados y brillantes que se llevaron como broche, como gemelos en las mangas, botones e incluso pegados en los brazos y en la clavícula. Como toque fantástico, gafas que eran también piezas de joyería con forma de sol y rayos.

"Quizás por ser estadounidense tengo desde una perspectiva distinta, y me estoy inclinando hacia ella, celebrándola. Diseñé muchos estilismos en torno a la joyería, lo que ha sido una novedad para mí que me ha encantado. Esto es solo el principio", explicó Roseberry. Además de las joyas, los accesorios fueron el contrapeso de la colección con sandalias, de tacón o totalmente planas, cuyas tiras imitaban una cinta métrica, bolsos con forma de abanico y asas metalizadas.

"Es una mujer que se viste para ella misma durante el día y de noche se convierte en una extraordinaria artista. En cierto modo he tratado de hacer una celebración de la mujer introvertida y de la extrovertida, como si fueran dos lados de la misma personalidad", dijo Roseberry.

Al desfile, que tuvo lugar en el centro de arte moderno Palais de Tokyo, acudieron entre otras la exmodelo Inés de la Fressange, la modelo británica Kitty Spencer, sobrina de Diana de Gales, y la actriz estadounidense Sophia Bush. Roseberry reconoció su apetito por trabajar con celebridades, muchas de las cuales acaban convertidas en musas y aportan ideas para las nuevas colecciones. "Uno no tiene tanta imaginación como para sacarlo todo de sí mismo. Muchas cosas las percibes en la gente que te ha rodeado en los últimos meses y sin duda esto ha influido mucho en esta línea", dijo. EFE

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