Pituka Ortega, el referente del cine panameño

Mar, 04/02/2019 - 09:00
Directora de IFF Panamá desde sus inicios, mira al futuro con un objetivo claro: “queremos que el Festival cumpla 50 años más”

Por Laura Marín / @rtirandoanegro

 

Directora del Festival Internacional de Cine de Panamá (IFF Panamá por sus siglas en inglés), Pituka Ortega es también directora, productora y guionista cinematográfica. Aunque estudió Historia y Ciencias Políticas en Pennsylvania, pronto se cambia al mundo cultural, primero como editora de la revista Década y, años más tarde, como cineasta.

En esta faceta, produjo, escribió y dirigió cortometrajes como “India dormida”, “El mandado”, “Isabel de Obaldía” y “Sacrifictum”, los cuales tuvieron participación en diversos festivales internacionales de cine y el reconocimiento amplio de la crítica. A ese lo siguieron “Historias del Canal”, en el que dirige uno de los cinco cortos que conforman la cinta y que representó a Panamá en los premios Goya 2014, y “La ruta”, su último trabajo rodado en 2016, con el que se adentra en las penurias del sistema de transporte en la capital panameña a través del testimonio de tres personas.

Pituka Ortega también fue fundadora del Centro de Imagen y Sonido en 1994, organización sin fines de lucro para fomentar la actividad audiovisual en Panamá, y ha sido jurado en festivales internacionales de cine y video en Cuba, Costa Rica y México. Todo ese trabajo en el campo de la cultura panameña ha sido reconocido recientemente en el libro “Mujeres panameñas en las artes en el siglo XX”.

 

¿Qué se siente al ser reconocida como una de las mujeres de referencia del arte panameño de los últimos tiempos?

Obviamente es un honor. Hay mujeres que han tenido una participación importantísima en el desarrollo de las artes en Panamá, así que ser parte de eso es gratificante. Cuando yo comencé en el cine, que fue hace casi 30 años, todo lo que estaba relacionado con cultura era un campo bastante vacío, así es que, que me reconozcan en ese sentido hace que me sienta muy honrada. Hoy en día hay muchísimas mujeres haciendo cosas importantísimas, poniendo mucho valor a la cultura panameña… así que si fuera hoy, quizás no estaría en ese grupo de mujeres…

 

 

Pero, se atrevió a luchar en un momento en el que no había tanta gente que diera el paso

Eso sí. Pero cuando tú tienes un propósito de vida, obviamente que te da muchas fuerzas para atreverte y seguir adelante. Yo por entonces no tenía muchas opciones, nunca fui una persona con talento para las matemáticas o las ciencias. Así que el cine era lo que yo sentía y con lo que creía que podía hacer algo de relevancia para implicarme en el desarrollo de Panamá.

 

Aunque sus estudios poco parecían ir vinculados al cine. ¿Cómo se produce el salto de Historia y Ciencias Políticas al séptimo arte?

Yo quise hacer cine desde la primera vez que entré a una sala de cine cuando era una niña. Pero estudiar cine en aquella época no era una opción para mí, no porque mis padres no me apoyaran, sino porque era muy caro y tampoco era una carrera de la que se supiera mucho entonces. Recuerdo que yo le pregunté a mi papá, que yo quería escribir para el cine, y él me dijo que estudiara Historia y Ciencias Políticas, que con eso podría hacer lo que fuera después. Y así fue, acabé dedicándome a lo que quería, solo que me tomó un poco más de tiempo encontrar el camino.

 

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¿Influye esa formación en el tipo de cine que realiza? ¿Cómo elije los temas sobre los que va a tratar en sus películas?

Para mí el cine no es solo una manifestación artística, sino también un agente de cambio. Creo que no nos damos cuenta cuanto rige este arte en nuestro diario vivir. Y eso me pasó a mí, yo aprendí muchas cosas a través del cine. Cuando me intereso por un proyecto, la mayoría de las veces tiene que ver con algo que yo siento que quiero transmitir, que quiero explotar. Yo no le estoy diciendo a la gente qué pensar o sentir, sino que es como un viaje a través de ideas que tengo alrededor de ciertos temas como la historia moderna de Panamá, el transporte, las vidas individuales de las personas… Para mí Panamá, un país de incongruencias terribles pero también maravillosas, es muy interesante.

 

El hecho de ser mujer, ¿le puso dificultades en el camino?

Definitivamente sí. Si es difícil hacer todo tipo de cosas, sobre todo cuando tienes una posición de liderazgo y eres mujer, porque todo se te cuestiona, se cuestiona tu capacidad, se cuestiona con quién estás relacionada, con quién estás casada, quienes son tus padres… y también hay ciertas libertades que se toman en ciertos manejos cuando hay mujeres alrededor. En el caso mío, obviamente y, sobre todo ahora, al ser una persona ya de mucho tiempo en esto y no ser una niña, es más difícil para alguien del género opuesto manejarse de cierta manera y aquí las mujeres pasan por todo tipo de cosas y no hay una valoración ni hay un respeto por las mujeres, en todos los sentidos, pero en esta industria se dan muchísimas cosas.

 

¿Cuál es la importancia de contar historias a través del cine?

El cine es la manera más directa de llegar a la mente, al intelecto, al espíritu, y además el cine es una experiencia social. Cuando muchas personas están viendo una película, en realidad todo el mundo lo está recibiendo en el mismo momento, al mismo nivel, y el cine es como que iguala, equipara a todo, y te ríes a la vez, lloras a la vez… En ese sentido, el cine es sumamente poderoso. El cine ha cambiado muchas cosas en el mundo, para bien y para mal, y para mi es la herramienta de manifestación artística más poderosa, es insuperable. Del cine vienen todos los avances tecnológicos del audiovisual hoy en día.

 

Hablamos del cine como impulsor del cambio. ¿Qué película destacaría como provocadora de un cambio social?

Yo siempre, como referencia, pongo “Una chica en el río”, el corto de Sharmeen Obaid Chinoy, ganador de un Oscar hace tres años, que aborda los asesinatos que cometen las familias a sus propios miembros para solventar el honor familiar. A raíz del documental, el presidente de Paquistán, decide crear una ley que prohíba eso, porque antes estaba aceptado, no había ningún control. Y eso es lo que el cine puede hacer en sus mejores momentos. También a nivel nacional, creo que hay muchas películas y documentales que han tenido un impacto importante, por ejemplo el de Miguel González, “A la deriva”, que trata de los envenenamientos de la Caja de Seguro Social.

 

 

¿Y qué película la sacudió a usted?

Spotlight, la película que aborda la temática de cuando se descubre el escándalo en la ciudad de Boston con la iglesia católica. Yo diría que, en los últimos tiempos, es una de las películas que más ha impactado y lo estamos viendo aun hoy, ya que mucho de lo que está ocurriendo, y de lo que se ha dado en los Estados Unidos y en todo el mundo, tiene mucho que ver con el impacto de esa película. Y para mi es algo importante.

 

Imagino que no debe ser fácil combinar su faceta cinematográfica con la dirección de IFF Panamá… ¿Cómo se consigue?

No se puede. Por eso en este momento no estoy haciendo cine. He tratado de hacerlo un par de veces, pero es muy difícil. Y ahora mismo estoy muy concentrada en que, junto al equipo tan increíble con quien tengo el privilegio de trabajar, poder crear un festival y fortalecer su función para que siga, que dentro de 50 años continuemos teniendo Festival Internacional de Cine de Panamá. Queremos consolidarlo, hacer las alianzas correctas, y tener las actividades clave, porque el Festival no solo son las películas, sino también todo lo que sucede a su alrededor, así como antes y después. Y para conseguir todo eso, uno tiene que estar al 100%.

 

Hablando del Festival de Cine de Panamá, este año se celebra la 8ª edición. ¿Cuáles son los mayores retos que se han encontrado? ¿Cuáles quedan aún por superar?

Aun cuando el Festival ha adquirido una reputación internacional y se le mira como el festival de referencia en Centroamérica y el Caribe, no es fácil seguir construyendo y reafirmando todos los años el mejor festival que queremos. Ese es para mí el reto, cómo mantenerte fresco y cómo consolidar la misión del Festival, que es un poco distinta a los otros festivales, ya que tenemos un gran compromiso con la formación, con la experiencia, no solamente del público que va al Festival, sino de los propios miembros de la industria local e internacional, y también tenemos un compromiso muy importante con el mismo cine de América Latina. Porque, ¿qué pasa con las películas después que pasan por el Festival? Por eso, por ejemplo, pusimos en marcha la alianza con Copa Airlines, con la inclusión de nuestro propio canal en sus aviones. Hay 600 millones de personas en América Latina y se hacen unas 500 películas al año, y la gente no las ve, no saben que existen. El reto es ver cómo logramos, a través de esa plataforma tan extraordinaria que nos dan estas pantallas en los aviones, acercar al público a un cine que no tenía idea que existía.

 

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¿Qué se espera de la 8ª edición del festival y cuáles son las novedades que presenta?

Este año hemos hecho una alianza con el Festival Internacional de Cine de Locarno (Suiza), uno de los festivales de más trayectoria en el mundo, con más de 70 años. Co esta alianza, ellos van a venir a Panamá y, junto con nosotros, van a dictar un taller para distribuidores, agentes de venta y directores de festivales, para aprender a manejarse en ese mundo. Porque ese también es uno de los retos que hay en nuestra región. También vamos a tener, por primera vez, un premio Fipresci, el premio de la Federación Internacional de Críticos de Cine, que va a concentrarse en cine centroamericano y del Caribe. Además, vienen otras cosas que no puedo anunciar todavía.

 

¿Cómo ha evolucionado el cine en nuestro país en los últimos años? ¿Qué ha aportado IFF Panamá a esa evolución?

Ahora se está haciendo muchísimo más cine y creo que aquí, en Panamá, el nivel de producción es muy alto, que hay un cuidado importante ante la producción, y creo que vamos por buen camino. Es una industria muy joven y esperamos que siga creciendo y que se sigan dando diferentes propuestas cinematográficas para, de esa manera, enriquecer a toda la industria. Siento que hace falta más “Diciembres”, pero pienso que también son sumamente importantes los trabajos de un Arturo Montenegro, de un Gustavo García Paredes, de otros cineastas y productores que están haciendo diferentes cosas. Todos son importantísimos porque están construyendo una audiencia nacional, la gente está respondiendo a estas películas, está yendo al cine, y ese es el camino que abren estas producciones. IFF Panamá lo que ofrece es una plataforma para que esas producciones tengan más visibilidad, tanto en el propio Festival como en el exterior, ya que contamos con prensa internacional. Y cuando tú tienes este tipo de impacto mediático, en el que realmente lo que les interesa ver es el cine que estás haciendo aquí, porque las otras ya las han visto, eso realmente es muy enriquecedor y muy potente.

 

El festival pone énfasis en el cine emergente y, sobre todo, al cine panameño. ¿Cuál es la situación de ese cine panameño en la actualidad?

Yo siento que el festival es una gran ventana, pero también es un reto enorme que el público vaya a ver una película panameña o colombiana o de cualquier industria que no sea Hollywood. Es difícil llevar a las personas al cine a ver estas películas, porque falta información sobre ellas y porque no hay presupuestos para mercadeo. La industria latinoamericana e independiente tiene que ser sumamente creativa en cómo buscar las maneras de darse a conocer para convertirse en una referencia especial y codiciada.

 

 

Además del canal de Copa Airlines, ¿alguna vez pensaron en crear una plataforma que de acceso a este tipo de cine?

Ya existen varios, lo que no hay es información sobre ellos, y ahí es donde hay que buscar la manera de darlas a conocer. Si uno es curioso, va a encontrar la manera de llegar, pero lo que pasa es que hay alguien más haciéndotelo mucho más fácil y todo te lo da masticado y para encontrar cine más independiente tú tienes que rebuscar y rebuscar... Y eso es en lo que nosotros tenemos que trabajar, en comunicar y hacerlo muy, muy fácil para el usuario.

 

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IFF Panamá también es un importante potenciador de la marca Panamá. ¿Cómo contribuye el Festival al país?

Los festivales de cine son grandes generadores de imagen y de economía para un país. En ese sentido, el Festival tiene una buena reputación: es un festival que está muy bien llevado, con una excelente curaduría, donde los invitados se sienten en casa, y que ha sido cubierto por HBO,  por CNN, por Huffington Post… Esas cosas tienen un impacto que realmente no puedes medir, pero es profundo y lo sabemos porque, por ejemplo, cuando ATP o la Dirección Nacional de Cine salen del país, siempre les hacen muchas preguntas acerca del Festival Internacional de Cine de Panamá. Pero no solo el Festival, también las propias películas, ya que también se están posicionando a nivel internacional y ya Netflix cuenta con dos películas panameñas, “Historias del Canal” y “Kimura”, y una de las películas más vistas en los aviones de Copa Airlines fue “Sal si puedes”.

 

Por último, volviendo al tema del género en el mundo del cine, ¿cuál es el papel de la mujer en esta industria?

Creo que se está fortaleciendo. Nosotros, por ejemplo, el 38% de las películas que tuvimos el año pasado estaban dirigidas por mujeres y creo que este año ese número va a subir. La óptica femenina va a ser distinta siempre, su manejo de los temas va a ser diferente, y es necesaria. No es que un hombre no pueda abordar temas femeninos, pero no lo va a entender igual, no lo va a ver igual y creo que es importante que las mujeres lo asuman. Pero no solo eso, creo que las mujeres pueden asumir temas de género, raciales, sociales, de ultraje a los derechos humanos… creo que hay una sensibilidad importante que hasta la fecha las mujeres no han tenido la oportunidad de aportar. Y pienso que en América Latina, aun cuando hay comportamientos negativos, cuando las cosas se les pueden hacer muy difíciles a las mujeres, hemos empezado a posicionarnos y a ocupar nuestro espacio.

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