Sobre las redes y el odio

Jue, 06/08/2017 - 10:18

Usualmente no escribo mi opinión, no escribo sobre mis sentimientos ni me gusta hablar sobre mí misma. Hay cosas más importantes que mi propia historia. Y creo que este tema, aún siendo de opinión personal, se destaca como una de ellas. Recuerdo la primera vez que hablé sobre el tema de la burbuja de las redes sociales, en especial enfocado a lo relacionado con los “bloggers” e “influencers” hace ya dos años, sobre cómo se había modificado una industria de conocimiento y acceso directo, a un mundo vacío lleno de supuestos expertos y muchas mentiras supuestas a ser verdades. Irónico, lo sé, viniendo de alguien con unos inicios como los míos. Pero quiero pensar que vengo de la generación preocupada,  como yo que me inquieté por estudiar algo relacionado con la moda una vez empecé con el blog porque tenía miedo que alguien cuestionara mis credenciales, curioso ¿no?  Ya ese no es el mundo donde vivimos.

La realidad es que las redes sociales se han vuelto peligrosas,  no solo porque se han convertido en un medio de comunicación masivo sin las responsabilidades del mismo, sino que se han transformado en una herramienta directa de información no curada y sobre todo mucho odio, y de esto se trata esta columna. 

Hace un par de semanas, tuve la mala experiencia de vivir todo aquello que me preocupa de las redes. Invasión de privacidad por medios masivos, transformación de la información a manera amarillista y no investigada y sobre todo la capacidad del ser humano de escudarse detrás de una pantalla y un teclado para expresar un odio indescriptible. Estamos creando una generación de cobardes y no podemos permitirlo. ¿Qué le da pie a una persona que no te conoce a insultarte, desearte el mal a ti y a tu familia, de escribirte mensajes directos con palabras tan hirientes que te sacan de contexto por unos segundos?  Todas esas cosas sin decírtelas a la cara porque sienten que a través de esa red social tienen el derecho, y eso es extremadamente preocupante.

Es verdad que recibir todo tipo de mensajes es normal al ser figura pública y uno como adulto pensante puede aprender a no tomar nada de eso personal, pero el problema real radica en nuestros jóvenes que reciben este tipo de “cyber bullying” todos los días como nueva manera de acoso. Ya ese acoso “normal” de las escuelas no se queda ahí, los sigue a su espacio seguro del hogar en un celular, “tablet” o computadora. Los niños son crueles y mucho más aún sin tener que decirlo a la cara. Un joven en crecimiento con su autoestima en desarrollo no puede recibir este tipo de acoso constante de sus compañeros sin tener consecuencias devastadoras. Esta es una realidad que se está viviendo mundialmente y debe parar. 

Siempre trato de sacar lo positivo de las malas experiencias, y recibir esos insultos y mensajes de odio me ayudaron a abrir los ojos a una realidad en constante crecimiento. El nombre de esta columna es ‘Pty en Positivo’ y así debe terminar, con una mirada positiva y para mí es abriendo el debate a convertir el acoso cibernético a uno ilegal y penalizado. Las palabras habladas se las lleva el viento, las escritas no.  

 
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