Marihuana en adolescentes, la puerta que da paso a la drogadicción

Jue, 06/27/2019 - 15:30
Generalmente se tiene a la marihuana como una droga de inicio, el camino a consumir droga "pesada" se arranca con marihuana.
Foto ilustrativa - Pixabay.

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La adolescencia es una edad de cambios, de transiciones, una edad en la que el ser humano es muy grande para caber en el espacio de un pediatra y muy chico para el espacio de un médico general. "Es una edad limbo donde todavía no se ha buscado una especialidad que atienda a los adolescentes", reflexiona Carlos Smith, médico psiquiatra del Instituto Nacional de Salud Mental (Insam).

Y es precisamente en esa edad de experimentación en la que el joven puede ser objeto de presión de grupo o de la curiosidad que la edad trae, y con ella la posibilidad de consumir algún tipo de droga, como la marihuana. Pero, aclara "ni son todos los adolescentes quienes se meten en el consumo, ni son todos los que permanecen en el consumo".

Como edad experimental muchos van a llegar a probar, pero no todos van a desarrollar afinidad o gusto por él. Hay casos de adolescentes que su primer consumo de marihuana, lejos de producirle una experiencia agradable, le produce vómitos o un malestar contrario a lo que le produce a otros y, quienes "no saben de estas cosas", le tratan de decir al adolescente que debe ser que no sabía hacerlo o no lo hizo de manera adecuada. Y ese adolescente experimentará para ver cómo se logra consumir sin tener consecuencias.

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En ese sentido, en su escrito "Conductas de riesgo en jóvenes, ¿cómo reconocerlas?", Miguel Mayo, ministro de Salud, hace referencia a que la adolescencia es una etapa especialmente susceptible a las influencias del entorno y las conductas pueden afectar la salud global de los jóvenes y la de sus familiares, incluso en forma permanente. "De ahí que es muy importante que, en esta etapa en particular, los padres e hijos estén muy cerca unos de otros".

Menciona, además de los trastornos de alimentación, el riesgoso "consumo de drogas legales o ilegales, como tabaco, alcohol, marihuana o cocaína", debido a que estas conductas "pueden llevar al joven a cometer otro tipo de acciones inadecuadas como relaciones sexuales sin protección y en edades precoces".

 

Marihuana como droga de inici

La marihuana tiene su clasificación como droga estimulante, o sea que produce una euforia de tipo exaltativa, pero en distintos adolescentes puede producir distintos efectos. Hay quienes pueden quedar con una risa incontenible, otros con un hambre voraz, con irritabilidad o con un estado de letargia. Es muy variado y tiene que ver mucho con la concentración de la droga y del principio activo (THC= Tetrahidrocannabidol), que es el principio central que produce los efectos.

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Generalmente se tiene a la marihuana como una droga de inicio, el camino a consumir droga "pesada" se arranca con marihuana, porque te desinhibe, te atreves a meterte hasta que se llega a un punto de saturación, en que eso no resuelve o no es suficiente, entonces incursionan en otras cosas y empiezan a consumir cocaína y otras drogas calificadas como más pesadas, según Smith.

 

Sea cuidadoso y respetuoso ante posibles señales de consumo

Al preguntarle al doctor Smith, coordinador del Centro de Estudios y Tratamiento de Adicciones en el Insam (Ceta), sobre cuáles son esas señales que los padres deben tener en cuenta para saber si su hijo consume marihuana, este recalca primero que todo en la importancia de que haya confianza entre padres e hijos.

Lo primero que ocurre son cambios en el temperamento, en la relación afectivo-familiar porque hay confusión -aunque ojo, un adolescente normalmente presenta cambios-. Acota que el que consume una droga de carácter ilícito tiende a mentir, "normalmente se dice mentiras, pero cuando se está en consumo se miente más".

Otro punto a tomar en cuenta es que si alguien habla mal de algún consumidor, el joven tiende a defenderlo y esa defensa de alguien que supuestamente consume es un indicativo de que ya su hijo está involucrado. "Son datitos indirectos".

En tanto, en su escrito, el ministro Mayo afirma "los padres debemos estar alerta. Estos cambios pueden ser: aislamiento, poco comunicativo, cambio en su forma de vestir, desmejora importante en las notas escolares, dejar de hacer actividades que antes le eran muy agradables".

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"El papel de los padres es fundamentalmente de dar ejemplo con conductas adecuadas, pero deben estar pendientes de sus hijos, conozcan a sus amigos(as), la familia de estos, huelan la ropa y conversen con ellos al llegar de las fiestas".

Pero hay que tener cuidado y no confundirse, dice Smith, debido a que a veces se dice que los ojos rojos pueden ser una señal de consumo de marihuana; sin embargo un adolescente puede tener los ojos rojos por miles de razones y no necesariamente porque está consumiendo. "Hay que tener cuidado de no estereotipar, porque se puede buscar un problema".

 

Secuelas que se evidencian

Explica el experto que cuando se está en la adolescencia y se fuma marihuana, la persona compulsivamente "fuma para vivir y vive para fumar", lo hace con mucha frecuencia porque pierde el control, además el consumo puede producir pérdida de memoria.

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Una de las características de la persona que consume marihuana es que va decreciendo su capacidad cognitiva y cuando eso continúa cae en el síndrome amotivacional, que se traduce en un estado de dejadez, "sin motivo, sin espíritu de echar hacia adelante, de meterle ganas al progreso que todo joven debe tener, aspiraciones y anhelos".

Esas son las secuelas inmediatas, pero a la larga viene el deterioro, o sea que tendrá trastornos en su mente, comportamiento, caracterizado muchas veces por irritabilidad, síndrome de abstinencia por situaciones en las que él necesita cometer un acto delictivo para conseguir recursos que le permitan seguir consumiendo.

Llegar a este nivel dependerá de la frecuencia con que fume y del grado de concentración de la marihuana El doctor se refiere, además, que hay diferencia entre la marihuana de hoy a la de hace 20 años debido a las alteraciones y modificaciones botánicas que se le hacen.

 

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